Una clara muestra de los catastróficos efectos de la deforestación salta a la vista en decenas de kilómetros de las riberas de Rioverde, río del norte de la provincia de Esmeraldas.

Sin la vegetación virgen que protegía los frágiles suelos de los valles y montañas de esta cuenca hidrográfica, hoy dedicados principalmente a la ganadería, su cauce se ha convertido en las últimas décadas en una amenaza de inundaciones durante el invierno y en una precaria fuente de agua en veranos largos, dicen el alcalde del cantón Rioverde, Luis López Estupiñán, pobladores rurales y técnicos de la Secretaría Nacional del Agua (Senagua).

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Los agricultores que tumban los árboles y limpian el suelo para las siembras de ciclo corto en sus fincas sienten la escasez del agua pese a estar cerca de la fuente y son testigos de cómo el Rioverde se come sus propiedades en las crecientes a un nivel tan crítico que muchos para llegar a la vertiente de agua dulce deben colocar una escalera, porque ya no hay playas sino acantilados más cercanos a sus casas, huertas y corrales.

“A este paso los niños dibujarán los ríos con una línea recta y ni tendrán dónde nadar”, comenta Fanny Zambrano, de la parroquia Montalvo, beneficiaria del Proyecto de Recuperación de las Cuencas Hidrográficas del sector, que promueven Senagua y el Municipio con la siembra de 2.400 hectáreas de árboles hasta el 2012.

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“Mi jurisdicción y en general los cantones del norte de Esmeraldas han sido deforestados en su totalidad”, afirma el Alcalde de Rioverde. Sobre el proyecto, mencionó que este le ha permitido conseguir recursos y personal técnico para cumplir una de las nuevas competencias del gobierno seccional. Han recibido $ 120 mil y espera otro desembolso de $ 500.000 para culminar tan importante compromiso.

Los árboles de ocho especies autóctonas y la asistencia especializada son gratuitos para que unos 500 beneficiarios los siembren y cuiden en los cinco ríos que bañan al cantón a un costo que supera el millón de dólares, ya que las tareas que ellos realizan en los diez viveros fijos y transitorios y la siembra de las plantas son pagadas.

Aunque la Ley obliga a los finqueros a conservar los bosques que cubren las vertientes y fija sanciones, no hay la conciencia, la capacitación y los medios económicos para que lo hagan, y por eso el plan de reforestación se inició con una campaña de socialización, anotó Jorge Luis Solís, jefe del Departamento de Gestión Ambiental del Municipio.

Todas las parroquias de Rioverde fueron atendidas y existen unas 2.000 personas que efectúan las labores de campo, principalmente en las orillas y nacimientos de los ríos.

Financiamiento del Proyecto

El Gobierno a través de la Secretaría Nacional del Agua tiene previsto, hasta el 2016, reforestar 84 mil hectáreas como fórmula para recuperar las cuencas hidrográficas. Destinará $ 16 millones para este fin.

En la provincia de Esmeraldas el proyecto contempla la siembra de 4.200 hectáreas hasta el 2012, siendo el cantón Rioverde el más atendido.