AFP
LONDRES.- Las bodas de cuento de hadas de Guillermo de Inglaterra y Alberto de Mónaco deberían endulzar la píldora amarga de la austeridad anunciada para este año en Europa, haciendo soñar a millones de personas y aportando a la realeza una nueva pincelada de glamur y de modernidad.
Guillermo, de 28 años, se casará el 29 de abril con Kate Middleton, una chica de clase media de la misma edad que ha sido su novia desde hace ocho años, mientras que el enlace de Alberto II de Mónaco, de 52, con la nadadora sudafricana Charlene Wittstock, de 32, se celebrará el 2 y 3 de julio en el pequeño principado.
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"Hay un entusiasmo público increíble", declaró el especialista francés en temas de realeza Stephane Bern, que comentará las dos bodas para la televisión de su país. "Hay una avidez del público por estos temas, hay una voluntad de escapar al marasmo económico reinante", dijo. Esto es particularmente cierto en Gran Bretaña, donde el gobierno anunció en octubre un severo plan de ajuste presupuestario para reducir un déficit récord.
El primer ministro David Cameron no dudó en declarar festivo el día del enlace, lo que alegró a los británicos pero no disparó su entusiasmo por la boda. En un sondeo realizado a finales de noviembre por ComRes, dos tercios de los ciudadanos de Su Majestad se declararon indiferentes al matrimonio, aunque 76% se declararon orgullosos de que su país sea una monarquía. "Creo que a medida que nos acerquemos el interés de la gente aumentará", estimó sin embargo la historiadora británica Jean Seaton.
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Aunque será una gran boda, el enlace de Guillermo y Kate no debería tener el mismo glamur que el de sus padres, el príncipe Carlos y la entonces solo Lady Diana Spencer, celebrada 30 años antes, estimó Seaton. "Lady Di marcó la moda", afirmó.
Las comparaciones entre Kate, a quien Guillermo le regaló el anillo de compromiso de su madre, y la difunta princesa son inevitables. "La verdadera buena noticia", según Jean Seaton, "es que contrariamente a Diana, Kate sabe dónde se mete". Desde aquella boda, las cosas fueron de mal en peor para la monarquía británica, hasta tal punto de que la reina Isabel llegó a calificar 1992 de "annus horribilis" debido, entre otros, a las separaciones de sus hijos Carlos y Andrés, así como el divorcio de la princesa Ana y el incendio que sacudió el castillo de Windsor. Y lo peor estaba todavía por llegar con la trágica muerte de Diana en un accidente de coche en París en 1997.
"Eso hizo bastante daño, pero ya se ha hecho mucho para repararlo", estimó Charles Kidd, redactor jefe de Debrett's Peerage, la biblia de la aristocracia británica desde 1769.
"El segundo matrimonio de Carlos es muy feliz, y los jóvenes (Guillermo y Kate) son evidentemente felices. La reina sigue siendo una soberana casi perfecta", agregó. Para Stephane Bern, la monarquía británica es "el modelo ideal". "Es evolución sin revolución: evoluciona de generación en generación, pero tiene valores permanentes que perduran", anota.
Este año podría traer también una segunda boda en la monarquía británica, ya que Zara Phillips -hija de la princesa Ana y nieta de la reina Isabel- se comprometió en diciembre con el jugador de rugby Mike Tindall. La fecha de su matrimonio aún no ha sido anunciada. En Mónaco, la boda del llamado "soltero de oro" de la realeza europea, que sucedió a su padre, Rainiero, en el 2005, suscita más fervor entre una población que empezaba a descartar la idea de que la largamente esperada boda de su príncipe llegara a celebrarse algún día.
Para el ex secretario de Estado del príncipe Rainiero, René Novella, el enlace de Alberto con su novia Charlene será todavía más importante que el de su padre con la actriz Grace Kelly en 1956, sobre todo porque Alberto es "muy conocido en el mundo entero". Según el propio príncipe, la boda aliará "el respeto de las tradiciones y la modernidad", declaró en una entrevista, en la que dijo esperar sobre todo que sirva para acabar con los estereotipos sobre el principado.
Los aficionados deberán aprovechar la oportunidad que les brinda el 2011 porque tras estos dos enlaces, que se producen un año después del de la princesa Victoria de Suecia con su ex entrenador personal, Daniel Westing, las próximas bodas serán ya todas de miembros más alejados de los tronos europeos.