Carlos Salvador Bilardo compaginó su carrera de ginecólogo con la de volante de Estudiantes de La Plata, club con que acumuló títulos como jugador (torneo Metropolitano argentino, tres Copas Libertadores y una Intercontinental). También triunfó como DT de ese equipo (Metropolitano, en 1982). Ahora, en funciones administrativas, anticipa su retiro como técnico.

Ahora, como Director de Selecciones Nacionales (de Argentina), ¿dónde se sufre más, en el banquillo o en la tribuna?
Como técnico sufría menos porque gritaba en la cancha. En la tribuna es imposible. Aunque sufrimiento quizá no es la palabra adecuada, a veces se goza también. La función del técnico es difícil. Si se gana es alegría, pero si se pierde… Y hay que tener en cuenta a la familia, que también lo vive de manera difícil. Cuando estaba en la selección, a veces ni salía a la calle. Pero al margen de eso, ¡estaba todo bien! (ríe)

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Cuéntenos un poco de sus nuevas funciones…
Estamos reorganizando toda la Asociación (de Fútbol Argentino), abriendo centros de capacitación. Ya lo había hecho en Estudiantes de La Plata, en 1972, y en Colombia, en 1979. Es interesante analizar el cambio del fútbol colombiano, antes y después de eso. A partir de ahí fueron apareciendo técnicos y se transfirieron muchísimos jugadores. Y es algo que queremos repetir en Argentina.

¿Volveremos a ver algún día al Bilardo técnico?
Estoy en otro cargo, tengo otras responsabilidades. El Comité Directivo de la AFA confió en mí y el camino ya no tiene retorno. Mi carrera como técnico ya terminó.

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Usted dirigió en dos mundiales (México 1986, donde fue campeón, e Italia 1990, subcampeón) y en ambos accedió a la final. ¿Qué recuerdos tiene de aquellas experiencias?
En México 1986 estábamos muy bien, jugamos como quisimos. En Italia 1990 lo hicimos como pudimos, había muchos jugadores lesionados, y tuvimos que adaptarnos. Además, nos costó mucho el partido frente a Italia, en semifinales, del que salimos sin cuatro titulares para jugar la final. La pérdida más grave fue la de (Claudio) Caniggia, que estaba en un gran momento y sin duda repercutió en la final ante Alemania (pérdida 1-0).

Cuenta la leyenda que usted no quiso tocar el trofeo de la Copa Mundial de en México 1986…
Es verdad, el día que ganamos el título en México no lo toqué, porque estaba seguro de que la ganaríamos en Italia 1990. Cuando perdimos esa final con Alemania y veía pasar a (Lothar) Matthaeus con el trofeo me daban ganas de pedírselo. ¡Pero me dio vergüenza! Veo las fotos de todos los técnicos con la copa y yo no tengo. La única que me sacaron fue porque la llevaron a la Argentina. No tengo ni fotos ni medallas y estoy arrepentido. Tengo la medalla de subcampeón, pero no la de ganador, porque la regalé a alguien que trabajaba en la selección en 1986. Me arrepiento mucho.

¿Por qué Argentina no avanzó más allá de los cuartos de final en un Mundial desde que usted era técnico?
Ha habido muchos problemas que se podían haber solucionado antes. Jugadores siempre hemos tenido, pero quizá no se trabajó como se debía. No quisiera entrar en balances del pasado, estoy seguro de que se pueden hacer las cosas mejor, y es lo que estamos buscando. Ahora, habrá que ver si sale bien. El fútbol de Argentina no puede estar tanto tiempo sin ganar algún título.

En su vida ha hecho de todo: ginecólogo, entrenador, actor de TV, incursionó en política. ¿Se quedó con algo en el tintero?
Tuve mucha suerte, más o menos lo que me propuse lo logré. En la vida hay que ser afortunado, y en el fútbol más. Que pegue en el palo y salga, o que entre, cambia la carrera de un técnico. Y después, en la vida no me quejo: tengo una mujer que me aguanta, y eso es difícil porque el fútbol domina todos mis días. Es muy complicado para una pareja, pero llevamos más de 25 años juntos y estamos muy felices.

Para terminar, háblenos un poco de Estudiantes, su equipo de toda la vida, que ha regresado a las viejas glorias
Es muy lindo, fue campeón de América y después estuvo a punto de ganar el Mundial de Clubes contra el Barcelona. Eso viene bien, porque esta generación de hinchas no había crecido con títulos como las anteriores. Ahora los chicos lo están viviendo. Ha sido una gran etapa, y el mérito es de (Alejandro) Sabella, sus ayudantes y, claro, el apoyo que tiene en la cancha de (Sebastián) Verón.

Cifras

1
Título mundial
Como DT condujo a Argentina a ganar el Mundial de 1986.

1
Medalla de oro
Integró como jugador el plantel que ganó los Panamericanos de 1959.