Los Compadres participamos en un ritual que consiste en vestir elegantemente a un niño artificial que representa al niño Jesús.
Este se lo construye de madera, yeso, caucho, arcilla, sintético, o cualquier otro material, para colocarlo en una cuna, también decorada con los mejores atuendos, donde están los personajes del nacimiento, entre los que destacan María, José, la mula, ovejas, un gallo, los tres reyes magos.
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Hay la instancia que se llama la Subida del Niño, que ocurre en Nochebuena o Navidad, que se celebra las primeras horas del 25 diciembre de cada año. La otra instancia es la Bajada del Niño, en febrero. Para esta aparecen los padrinos o priostes del Niño, que pasan a ser los compadres de los dueños del pesebre. Anfitriones, compadres e invitados dicen versos alrededor del Niño, iniciando siempre la dueña de casa. Cuando ella no ha cantado, alguien de los presentes suele decir el verso: Niñito bonito/ Diga la verdad,/ Si la dueña de casa/ Le ha cantado ya.
También suelen decir otros versos cuando los padrinos aún no han cantado. Los versos que se cantan están precedidos por la tonada de un estribillo que sirve de fondo y de arranque, los que se van cambiando o alternando de vez en cuando para no cansar, siendo de una tonalidad diferente el día de la Bajada del Niño donde se tornan más emotivos, dramáticos, si se quiere desesperantes o angustiosos porque el Niño se va.
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Entre los estribillos acostumbrados o más comunes para el día de la Bajada del Niño podemos encontrar: ¡Ay!, qué pena tengo/ qué aflicción me da/ al ver que el Niñito/ pronto se nos va. Las Noches de Chigualos, que como ya dijimos, se inician entre la noche del 24 de diciembre y las primeras horas del 25, continúan noche a noche hasta el 2 de febrero, día en que se lleva a efecto la Bajada del Niño.