Este nacimiento no está en un humilde establo de Belén. Este es diferente –hasta un tanto excéntrico– y está en la sala de un departamento ubicado en las calles Costanera y Las Monjas, en la ciudadela Urdesa, de Guayaquil.
Es el nacimiento creado por una abuela: Maggie Moreno de Weber, ella tiene 77 años, 6 hijos y 19 nietos.
Publicidad
Todo comenzó hace 17 años. Cuando Geraldine, su primera nieta, nació, y a Maggie –como buena abuela– se le ocurrió hacer un nacimiento con las numerosas muñecas Barbies con las que sus hijas jugaron de pequeñas.
Pero miremos hacia su pasado más lejano. Maggie cuenta que cuando ella era una niñita, para Navidad le regalaban unas muñecas alemanas que eran grandotas, además no recuerda si en su casa hacían nacimiento o no, lo que sí tiene muy presente es la tradicional Misa de Gallo de medianoche y la posterior cena familiar.
Publicidad
Maggie Moreno desde sus 16 años residió en Nueva York y es en la Gran Manzana donde conoció al doctor Edward Weber, quien era el abogado de su familia y con quien terminó casándose en 1956. Desde entonces es Maggie Weber.
Ellos residen en Guayaquil desde hace 35 años. Edward se enamoró de Ecuador desde la primera vez que lo visitó, fue cuando aseveró: “Aquí me quedo”. Y así fue y viven muy felices.
Al pie de su nacimiento, Maggie evoca que sus hijas mayores, cuando eran pequeñas, jugaban con unas muñecas llamadas Susan Homenaker y que Vicky y Geraldine, sus dos últimas hijas, “fueron coleccionistas de Barbies que yo les traía de los Estados Unidos en cualquier cantidad, pero cuando ya crecieron arrumaron a esas muñecas”.
Hay que anotar que Barbie, la muñeca más famosa del mundo, fue creada hace 51 años por Ruth Handler, esposa de Elliot Handler, cofundador de la empresa Mattel. Y que el nombre de la muñeca fue en honor de su hija Bárbara.
Maggie recuerda que recolectó a todas las muñecas Barbies –de diversas colecciones– de la infancia de sus hijas y de pronto tenía alrededor de 120 muñecas –además de muñecos Kent y otros personajes de la Barbie–.
Fue cuando en la sala de su casa armó su nacimiento que ocupa todo el frente del departamento –seis metros. Se tomó el trabajo de a cada muñeca confeccionarle un traje de pastora, asimismo convirtió a los Kent en Reyes Magos, pastores y hasta piratas. Además, adquirió los clásicos animales del rebaño.
Todos los años, el nacimiento está listo para el Día de Acción de Gracias y lo desarma después del Día de Reyes Magos. Es cuando las coquetas Barbies van a dormir en pequeñas fundas plásticas hasta el siguiente año.
“Mi nacimiento es diferente por las muñecas y es jugable porque mis nietos vienen a travesear, lo transforman, ponen las muñecas en otros lados. La felicidad mía es que ellos lo disfruten porque los nacimientos y la Navidad es para los niños”, manifiesta Maggie al pie de su creación, que además de su familia es visitado por sus amigas y nietos de estas.
Cuenta que entre sus nietos es conocido como “el nacimiento de la abuela”, siendo su nieta Adriana Holguín la visitante más entusiasta, incluso lleva a sus amigas. Y su nieto, Max Meitzner, de 12 años, es quien la ayuda a levantar ese nacimiento poblado de Barbies en torno al niño Jesús, María, José, Reyes Magos y personajes tradicionales del pesebre y otros más contemporáneos.
Cada año, la cena navideña de los Weber es en torno a ese nacimiento tan diferente. Una costumbre que la abuela Maggie desea heredar a alguno de sus nietos para que el nacimiento de las Barbies no muera.