La última publicación de la escritora quiteña Edna Iturralde surgió como un encargo de la Editorial Alfaguara de Colombia, con motivo de la celebración del Bicentenario de Independencia de ese país. Sin embargo, la autora no estaba segura de aceptar el reto de retratar en su novela la figura de Bolívar en un plano más humano.

Por los días en que tenía que dar su respuesta a la editorial, tres sucesos la hicieron decidirse por la escritura de esa obra. Primero encontró un relicario con la imagen de Bolívar, a la entrada de una casa de antigüedades en el centro colonial de Quito y lo compró minutos después; asimismo, halló por casualidad un cuadro del Libertador perteneciente al siglo XIX y que lo adquirió en remate; y, finalmente, meditó frente a la constelación Cruz del Sur sobre que ella es una ciudadana “grancolombiana” porque guarda relaciones con varios países, ya que fue concebida en Colombia, nació en Ecuador, y su tatarabuelo venezolano, el coronel Rafael María de Irazabal, fue compañero en la gesta independentista de Bolívar.

A partir de que se comprometió con Editorial Alfaguara de Colombia, Iturralde investigó por tres meses sobre la vida del Libertador. Afirma que leyó la mayor cantidad de bibliografía “no novelada” posible. Un gran referente, añade, fueron las cartas escritas por Bolívar y que también le eran enviadas por otros amigos y conocidos y “que se las puede encontrar fácilmente”, indica la autora, quien ha publicado 34 libros, entre infantiles y juveniles, durante sus 30 años de trayectoria.

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Y luego le tomó cinco meses más entre escribir su novela Simón era su nombre, corregirla y editarla. Señala que el aspecto más importante de destacar en esta obra fue el humano, aunque igual se menciona su deseo de hacer libres a las naciones. “En mi libro hay datos reales que conducen a mezclar la ficción. En el lado más personal puede descubrirse a un Simón Bolívar muy solitario, desde su niñez. Él ansiaba el cariño y el reconocimiento y en muchos momentos de su vida demuestra esa dualidad que tenía, a momentos podía ser un hombre maduro y en otros le salía ese niño abandonado”, explica.

La escritora, quien estuvo esta semana en Guayaquil y visitó escuelas para hablar sobre la lectura y sobre su trayectoria, atribuyó un elemento de la vida a cada una de las voces narradoras del libro Simón era su nombre. Tierra es la nana negra de Bolívar, Hipólita; fuego, la generala Manuela Sáenz; y agua, Simón Bolívar. Agrega que esta biografía novelada del Libertador tiene magia, porque “los ancestros africanos de la nana atraviesan los capítulos” y, además, “posee un final muy lindo”, porque ahonda en el ritual de cuidado de la nana cuando el Libertador expira.

En abril pasado fue publicada en Colombia y Venezuela y en agosto se lo hizo en Ecuador. Editorial Alfaguara de este país postuló a su libro Simón era su nombre en el género novela para el Premio Nacional de Literatura Infantil Darío Guevara Mayorga, que convoca el Municipio de Quito.

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A fines de noviembre pasado se conoció en México, mientras asistía a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que había logrado el reconocimiento en Quito, pero no asistió a la premiación porque todavía estaba allá. En su reemplazo fue su madre.

Pero no es la primera vez que la escritora alcanza este mérito. Ya lo obtuvo en el 2001, en el género cuento, por su obra ...Y su corazón escapó para convertirse en pájaro.

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La autora, quien dice que Simón era su nombre está dedicada a la memoria de su tatarabuelo, asegura que este reconocimiento es un incentivo a continuar escribiendo para niños y jóvenes. En Ecuador la obra va por la segunda edición.

Apuntes
La escritora quiteña Edna Iturralde alista otra biografía novelada. Esta vez, afirma, “es para niños más pequeños”. Se trata de la vida y trayectoria del fallecido artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. La obra, que se titulará Llevo 3.000 años pintando, tiene previsto publicarse en enero próximo.