Afirma ser “un hincha, un enfermo y un apasionado del Deportivo Quito”. Confiesa que a pesar de ser el presidente chulla no tiene “alma de directivo”. Así se presenta Fernando Mantilla, titular azulgrana, quien llegó a la dirigencia del club en el 2002, pero en el 2008 fue cuando asumió una función clave para conseguir el título después de 40 años de sequía: el manejo económico del equipo. Ahora espera cerrar la temporada con el pase a la repesca de la Copa Libertadores 2011.