Jorge Martillo Monserrate
.- Casi todos están seducidos por el karaoke. El micrófono va de mesa en mesa. Cuando en la pantalla aparece la letra de una nueva canción, suena una voz que interpreta el tema de la mejor manera para obtener, entre los aplausos y las vivas de sus amigos, una buena puntuación. Así transcurren las noches en la planta baja del Café Mokamboo, que funciona en una antigua y hermosa casona del cerro Santa Ana.