Muchos homenajes ha recibido en su centenario el autor de Viento del pueblo y otros poemarios de singular importancia en el contexto literario hispanoamericano y, obviamente, siendo el propio Miguel un hombre vinculado también a la escena, el teatro también le ha rendido culto, recuperando de disímiles maneras su palabra y su acción de vida.

Uno de esos proyectos escénicos es el que ha traído a Guayaquil el Teatro Meridional, colectivo español fundado en 1992. La puesta, con texto de Julio Salvatierra y creada a cuatro manos por Marina Seresesky y Álvaro Lavín, nos adentra en la biografía del poeta a partir del juego que presupone el constante ir y venir de sus amigos en un espejeo fantasmagórico que permite avanzar y retroceder en la historia para releer desde el presente las profundas contradicciones que marcaron el final de la vida de este indomable luchador por la justicia.

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El montaje escoge una secuencia de sucesos y cuatro personajes entre ellos, la esposa de Miguel, Pablo Neruda y Ramón Sijé, uno de sus mejores amigos, quien estuvo a su lado al inicio mismo de su carrera y la alentó y apoyó siempre. Una mujer sin nombre que es un poco el deseo, la utopía, la poesía misma, también visita los delirios afiebrados del prisionero que defiende hasta el último momento su dignidad y no claudica nunca. Es en el ir y venir de esos personajes donde se teje la trama que permite el juego de los actores, dueños de la situaciones y capaces de adentrarse en las circunstancias particulares de la vida de un hombre de la entereza de Miguel Hernández, sabiendo que recorren ese camino para invitar a otros a recorrerlo, quizás a través de la lectura de sus versos inflamados.

De esta manera, Miguel Hernández, el espectáculo, escoge el camino de la claridad y evita rocambolescos juegos escénicos. Un pantalla al final donde se proyectan imágenes que permiten al espectador ubicar el contexto de la acción y al mismo tiempo advertir el sentido documental y, por qué no, también didáctico de la propuesta, unas maletas que hablan quizás del viaje hacia el mundo del poeta y una manta son los únicos elementos en esta puesta en la que se agradece la capacidad de los intérpretes, del dramaturgo y también de los directores para ir tejiendo con sutilezas y pequeñísimos detalles una reflexión sobre el papel del intelectual en el mundo y el valor de su compromiso social y ético. Es en ese sentido que la puesta cumple su cometido y se revela eficaz y sugestiva. Más allá de lo francamente documental, de lo misterioso, lo más trascendental según mi punto de vista es la alegría de un poeta que vive reinventando su tiempo, que sueña el porvenir.

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* Crítico teatral cubano

Datos

El grupo teatral Matacandelas, de Colombia, ofrece su espectáculo Velada Metafísica en la Sala Experimental del Centro de Arte, en el km 4,5 de la
vía a Daule. La cita es hoy a las 20:00 y la entrada es gratuita.

Mañana participará La Trinchera, de Manta, con su show El cuco de los sueños. La obra se presentará a las 17:00 en el Ágora 2 del Malecón

Simón Bolívar. A las 19:00 estará la compañía Ish Theater, de Israel,
en la Sala del Centro de Arte. Entrada libre.