Al pasar siempre he apreciado esa hermosísima casa antigua de madera ubicada en la esquina de Escobedo y Aguirre.

Ahora es posible conocerla por dentro porque en su primer piso alto funciona el café bar Casa Antaño. La casa fue construida en 1920, siendo su propietario Washington Murillo Tobar, quien la habitó con su familia, luego –y hasta la actualidad– fue ocupada por sus familiares y herederos.

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Desde hace cinco meses, un sector de la parte alta, se ha convertido en un nostálgico café bar. Eso siempre fue un deseo común del abogado Manuel Barrezueta Murillo y sus tres hermanos. “Tuvimos la idea de que la gente conozca la casa por dentro –expresa Manuel– pues la conocían al pasar y muchos creían que esta parte de arriba estaba abandonada”.

Manifiesta que el objetivo es que nacionales y extranjeros, jóvenes y viejos conozcan por dentro una casa del antaño guayaquileño, propuesta que se da en otros países y ciudades donde existen cafés, galerías y restaurantes en casas antiguas que son visitadas por los turistas. Algo parecido ocurre en el barrio Las Peñas y el cerro Santa Ana.

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“Nuestro deseo es que la gente conozca el lugar, se familiarice con él, sepa que esta ciudad aún tiene tesoros arquitectónicos como nuestra casa, la que puede conocer y al mismo tiempo disfrutar de una buena música, bebidas y piqueos en un ambiente típicamente guayaquileño. Vivir la experiencia de retroceder en el tiempo y sentirse parte de lo que vivieron nuestros antepasados hace 90 años atrás”, manifiesta Barrezueta Murillo.

La casa esquinera en su parte alta está adornada con románticas ventanas tipo chazas y tiene 10 habitaciones amplias. Actualmente la cafetería solo ocupa dos ambientes –en el futuro se habilitarán tres salas más–.

Después de ascender por unas escaleras añejas, se accede a un amplio recibidor provisto de mesas y sillas como también de antiguos sofás. Al lado, existe otro ambiente que alguna vez fue una sala de música, ahí tocaba el piano Elvira Murillo Salazar.

Ambos ambientes están iluminados con señoriales lámparas que cuelgan del cielo raso, las paredes están adornadas por cuadros y retratos como el de don Washington Murillo Tobar. Algunos muebles son modernos y otros estilo Luis XV.

Así como ciertas paredes están decoradas con antigüedades utilitarias como caratulas de discos de vinyl, aparatos y tocacintas también hay una pantalla gigante para disfrutar de videos musicales, deportes y hasta divertirse –los viernes y sábados después de las 20:00- con algo tan contemporáneo como el karaoke. La música que prima en Casa Antaño son las baladas del re- cuerdo que suenan a volumen moderado porque su público –turistas, vecinos y profesionales que laboran en el sector– llega a conversar, a beber un par de copas y picar algo deliciosamente ligero.

Adentrarse en café bar Casa Antaño es habitar la romántica nostalgia de un Guayaquil que todavía está en pie.