Como ya es costumbre el Festival Internacional de Artes Escénicas Guayaquil 2010 ha abierto espacio en su programación para la danza contemporánea, esta vez con la presencia de la coreografía Natalia Granja, del ecuatoriano Esteban Donoso.

La puesta se presentó en el tabloncillo de La Fábrica Cuerpo Roto, sin duda uno de los más atractivos espacios alternativos de la ciudad, que acogió de manera extraordinaria el concepto del joven coreógrafo, ahora multiplicado gracias a los espejos del salón.

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Basada en la película Nathalie Granger, de Marguerite Duras, la puesta completa una indagación en torno a la relación cuerpo cotidiano-espacio cotidiano que hace posible una mirada peculiar a lo femenino desde nociones como identidad y otredad, todo ello a partir del trabajo de Sofía Calderón y Viviana Sánchez.

Las bailarinas repiten casi al unísono un determinado número de rutinas que evidencian el devenir de una existencia donde educación sentimental y repertorio de género se cruzan en un juego de espejos infinitos. El tema de la maternidad, central en la película de Duras, se concentra aquí en la contundente imagen que proponen a partir del coche de niño que aparece en el filme.

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Las bailarinas, como avestruces, hunden la cabeza en el cochecito, son la madre y la hija a la vez y quizás habrá que leer esa acción como enigma que fractura la experiencia sensorial del espectador y reorganiza la relación que establecemos con la coreografía.

Es luego de ese momento y a continuación de un paréntesis estructural en el que lo real penetra el tejido y las bailarinas dialogan con total libertad sobre su experiencia inmediata en la ejecución de la pieza, que la coreografía vuelve sobre sí misma para que, una vez intercambiados los vestuarios y los roles, podamos regresar a la propuesta de otra manera, quizás con mayores asideros.

De este modo la pieza hace saltar la atención y desplaza la mirada hacia el trazado de la profesión, invitándonos a repensar el sentido del arte, de la poesía y nuestra propia participación como público. Más que certezas, la coreografía propone interrogantes que cada espectador debe responder desde su individualidad.

No obstante, más allá que un ejercicio puramente estético, dirigido a conquistar los sentidos, Natalia Granja ha de ser leída como documentación o encrucijada que problematiza lo culturalmente aprendido al tiempo que estructura un pensamiento sobre lo real y lo ilusorio desde lo estrictamente codificado, una reflexión que activa infinitas lecturas.

* Crítico teatral cubano

Hoy
La agrupación Arawa presenta la obra Soliloquio Épico Coral, a las 20:00, en el teatro Arawa, ubicado en Chile y Av. Olmedo, en el Edificio Dieco Nuevo, planta baja, contiguo a la Facultad de Medicina Veterinaria. La entrada es gratuita.