Dos de los periodistas del equipo que investigó los contratos que mantenía con el Estado el hermano del Presidente, Fabricio Correa, presentaron un libro sobre el caso.

A los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita les tomó alrededor de siete meses escribir El Gran Hermano, un libro que reconstruye lo que llaman “la historia de una simulación”. Se refieren a los contratos que firmó el Estado con las empresas vinculadas a Fabricio Correa, hermano mayor del presidente Rafael Correa.

Tras su publicación, el secretario de Comunicación, Fernando Alvarado, los invitó a debatir el tema en medios del Gobierno, aduciendo que tiene imprecisiones y errores. Los autores respondieron: “Será bajo nuestras condiciones y con Rafael o Fabricio”. ¿Por qué? “Porque son ellos los que deben rendir cuentas al país, nosotros solo contamos la historia”. En el Café Modelo, a una cuadra de Carondelet, donde se realiza esta entrevista, los dos piden café y sándwich de huevo. Mientras uno habla, el otro come. Christian paga la cuenta...

¿Cuál es el sentido del libro cuando poco o nada se hace desde organismos de control?
Christian Zurita (CZ): Lo importante era dejar en claro que el periodismo tiene una responsabilidad con el país y que puede cumplirla.

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Juan Carlos Calderón (JCC): Y sobre todo en este caso. No es común que el hermano de un presidente tenga tantos millones en contratos, que todo un Gobierno casi que se confabule para protegerlo, después para defenderlo y para acusarlo.

¿Qué justificó investigar?
JCC: Este es un oficio legal, protegido por la Constitución. Es el derecho a ejercer nuestro oficio, que es escribir, divulgar y hacer que el poder rinda cuentas. Ahora resulta que el señor Fernando Alvarado quiere que le rindamos cuentas. ¿Desde cuándo somos los ciudadanos los que tenemos que rendirle cuentas al poder?

¿Quién es ese poder?
JCC: Hay varios poderes: Fuerzas Armadas, la Iglesia... En el ejercicio profesional vemos que estos poderes intentan poner la información a su servicio. Pero el Gobierno hoy es el campeón en eso: pone la información al servicio de sus intereses. Los ecuatorianos pagamos impuestos, sosteniendo a un Estado obeso para que una persona haga lo que le da la gana y no rinda cuentas.

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Pero el Gobierno afirma que rinde cuentas en el enlace sabatino...
CZ: El Presidente puede decir que da un informe todos los sábados, pero no nos ha explicado qué pasó con los contratos incumplidos en el Ministerio de Transporte y Obras Públicas o en el de Salud... Lo que encontramos es un Presidente que coloca su agenda en los medios fuera de lo que verdaderamente significa la rendición de cuentas y fiscalización de los organismos estatales.

JC: Está demostrado que, al menos en este caso, nadie ha rendido cuentas; especialmente los organismos de control y el Gobierno. El Código Penal dice que es peculado cuando se firman contratos contra ley expresa y no hay ningún encausado. Sería bueno que el Gobierno, que se indigna porque decimos que hay impunidad, diga qué funcionario ha sido encausado, juzgado o fiscalizado por este caso.

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¿Y con el libro habrá cambios?
CZ: No, pero existe un registro claro y documentado de cómo sucedieron los hechos. No pensamos cambiar nada, sino contar una historia que al menos generará la reacción política.

JC: Nuestro deber es con los lectores, con los ciudadanos que tienen el derecho a saber, de manera independiente y libre. Ni el señor Alvarado ni el señor Correa tienen por qué otorgarnos ese derecho; es un derecho humano intrínseco.

El periodismo nacional tiene un vacío en temas de profundidad. ¿Eso también les motivó a armar este rompecabezas?

El periodismo le debe a la sociedad historias donde recupere la memoria histórica. En un país que no lee, un libro tiene una desventaja, pero la diferencia es que permanece en el tiempo. Nosotros cumplimos con nuestro deber de ofrecer al lector los elementos para que se haga una idea de cómo actuó el Gobierno, de cómo actuó Fabricio, de quién miente.

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¿Por qué pensar que el lector ha de creerles todo?
CZ: El periodismo se basa en la credibilidad, es nuestro único capital. En el libro todo está documentado. Da fechas, lugares, fuentes, cómo y dónde...

JC: Cuenta hechos que no fueron desmentidos y que, en su momento, no solo fueron reconocidos, sino aceptados. Hay informes de organismos de control que los corroboran.

¿En el libro está lo que la institucionalidad de la revolución ciudadana no quiso ver?
JCC: Están las contradicciones del propio Presidente, de secretarios jurídicos, de asambleístas... El libro muestra la catadura moral del Gobierno, el doble discurso, el manejo falaz e hipócrita de la información. El hecho de que Alvarado diga ‘qué bueno que se le atrapó al pillo’ es una muestra de cinismo. Y, paradójicamente, es el Secretario de Comunicación (hermano de Vinicio) el que ahora ataca a los periodistas.

Ustedes son responsables de lo que se afirma en el libro o si hay errores e imprecisiones...
JCC: Que las precisen, que hagan un libro. Supongo que ellos también saben leer y escribir. A Fernando Alvarado le molesta que digamos que hay impunidad, entonces que demuestre lo contrario. Aquí hubo graves errores administrativos, legales, penales... Es importante que el Gobierno rinda cuentas de cómo actuó en este caso.

CZ: El propio Fabricio Correa dijo que nadie ha tenido la ‘solvencia testicular’ para ponerle una demanda penal… Lo dijo sentado al lado de un asustado contralor. ¿Qué podemos esperar de los organismos?

¿No aceptan el debate?
JC: El debate es con el Presidente y Fabricio Correa. Si no conocía de los negocios de su hermano, el Presidente debería explicarle al país, por ejemplo, por qué nombró como delegada suya en los directorios de Corpecuador y Cedegé a la representante legal de una de las empresas panameñas de Fabricio Correa. El Presidente es el principal protagonista, el Gran Hermano es él.

¿Rafael Correa es el Gran Hermano?
JC: Sí. Protege a su hermano.

¿Un ‘tongo’?
CZ: Y hay una simulación porque Fabricio sigue afirmando que tiene sendos contratos firmados con sus empresas.

¿Y qué es lo que, según ustedes, se simula?
CZ: Una supuesta fiscalización del régimen a los negocios del hermano, que no puede contratar con el Estado. Sabemos que, efectivamente, (los contratos) existen por el propio hermano del Presidente. Entonces, ¿de qué fiscalización nos habla?, ¿de la terminación unilateral de los contratos que le abrían una puerta para defenderse jurídicamente y en tres o cuatro años ganar juicios y embolsarse de treinta a cincuenta millones de dólares?

La figura de El Gran Hermano podría abarcar a ambos...
CZ: Es una figura que sobre todo abarca a Rafael, que generó el andamiaje para que Fabricio pueda construir todo esta tramoya de compañías y contratos a través de una cortina de empresas panameñas.

¿Hubo presiones cuando hacían el libro?
JC: Fabricio tuvo la bondad de advertirnos que nos enjuiciaría si cometíamos algún error.

¿Se sienten ahora en la mira de un Gobierno que no tolera las críticas, y menos de la prensa?
JC: No nos gusta la idea, pero... El régimen cree que el mensajero es el culpable. Ojo: Nosotros no firmamos los contratos, lo que hacemos es contar la historia. Lo que no le gusta al Gobierno es que se sepa todo; le encantaría mostrar sus versiones interesadas y manipuladas para que el Presidente quede como Abel, como la víctima, cuando no lo es. Él es el Gran Hermano... Es complicado para el poder entender al periodismo independiente. Lo que quiere es que este sea un instrumento para sus fines. No hay duda de lo que dijo Fabricio Correa en EL UNIVERSO: que los hermanos Correa son bastante listos. De eso no hay dudas.

Perfiles: Juan Carlos Calderón
Nació
En Pasaje, tiene 47 años.

Profesión
Periodista.

Empleos
Ha sido editor en diarios Hoy y Expreso; y revista Vistazo. Ha sido consultor en Comunicación y catedrático universitario.

Christian Zurita
Nació
En Quito, tiene 40 años.

Profesión
Periodista.

Empleos
Fue investigador y reportero de Vistazo y noticiero ‘24 Horas’ de Teleamazonas. Es editor de investigación de diario Expreso.