Alina Vargas, hija del músico dominicano Wilfrido Vargas, trabaja con ganas para consolidarse en el mundo del canto, en el que hasta ahora va de la mano con su papá como miembro de su orquesta.

Ella también ha incursionado en el cine de su país y Estados Unidos, donde está radicada con su esposo (trompetista de la banda) y su pequeño hijo. Participó en la comedia dominicana Sanky Paky y en el drama independiente Sugar, que se realizó en EE.UU.

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Actualmente tiene propuestas para participar en tres filmes y a fines de septiembre próximo viajará a su país a hacer un casting para una nueva película.

En la parte musical está realizando una producción de la que está a cargo Wilfrido Vargas. “En ella tengo mucha participación. Tal vez en un mes empezará a sonar en Ecuador el primer sencillo. También estamos haciendo un nuevo proyecto, siempre con el apoyo de mi papá. Somos una gran familia, el mánager es mi hermano”, señala la artista.

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Ella dice que desde muy pequeña sintió inclinación por la música. “Siempre veía a mi papá en la producción, el aplauso del público, eso me fue llamando la atención poquito a poco. Pero había un inconveniente, era muy tímida, por eso cuando mi mamá le dijo a mi papá ‘mira, a Alina le gusta la música’, él lo tomó como si nada”, recuerda la cantante.

Llegar a ser parte de la orquesta de Vargas le demandó mucha preparación, tomó clases de canto, baile y modelaje, lo que con el paso del tiempo la ayudó a vencer su timidez.

Cuando sintió que estaba lista se lo dijo a su padre, pero él la mandó a que cantara en hoteles para que aprendiera a manejarse en el escenario. Dos años después la fue a ver actuar, fue entonces cuando le dijo que bueno, que podía trabajar con él en su banda.

Juntos ya llevan once años y, según Alina, ha aprendido mucho de su padre y se siente orgullosa de llevar su apellido, el que no ha pensado quitarse en el ámbito artístico si se hace solista. Con su padre grabó el álbum Dos generaciones (2002), que contiene trece temas.