Durante 20 noches se ha realizado el Festival del Merengue en Ecuador, en una gira de 40 presentaciones que empezó el pasado 16 de junio, que tiene previsto terminar el 15 de septiembre y que ha recorrido ciudades y pequeños poblados del país, y es avalado por alcaldes, gobernadores o prefectos, los que han contratado los shows de siete horas de duración.
Hasta esos lugares un grupo de artistas dominicanos, cubanos y colombianos, encabezado por Wilfrido Vargas (conocido como el Rey del merengue y quien internacionalizó ese ritmo dominicano) y Kinito Méndez, ha querido llevar el merengue que tuvo su época de gloria en los años ochenta, “para que los pobladores lo vivan de cerca y lo mantengan vigente en sus gustos musicales”.
Publicidad
El lunes pasado la caravana merenguera llegó a la parroquia Tarifa, una zona arrocera del cantón Samborondón, situada a tres kilómetros de la cabecera cantonal. Cerca del 30% de sus 15.000 pobladores acudieron al malecón de Tarifa para oír, cantar y bailar las canciones de Vargas, Méndez, Magic Juan, Oro Sólido, Las Chicas del Can, Fulanito, y la ecuatoriana Alma Karina (quevedeña).
Poco antes de las 21:00, en que debía empezar el show, arribó el bus de Las Chicas del Can y los carros con los otros artistas, menos Vargas, quien siempre llega unos minutos antes de su presentación y cierra la jornada. Los músicos y cantantes habían arribado de Guayaquil o de Salinas, balneario donde Vargas, Méndez y Las Chicas del Can tienen su base de operaciones.
Publicidad
Algunos artistas aprovecharon el tiempo de espera para dar una vuelta por los alrededores o cenar. Integrantes de Las Chicas del Can se acomodaron en una humilde casa cerca del escenario y comieron arroz con menestra y pollo, o con chuleta. Con una mano sostenían el tenedor y con otra espantaban los mosquitos que abundan en la zona. Después volvieron al bus a maquillarse para estar listas para actuar. El derroche de merengue empezó con la intervención de Alma Karina, después llegaron Fulanito y Las Chicas del Can.
Mientras el escenario parecía que se derrumbaba de tanto ritmo y baile, en la calle el público coreaba los temas, bailaba solo o en pareja y algunos se tomaban una cerveza o whisky para ponerle más nostalgia al movido encuentro. Con fuerza sonaron el Suasua, Juana la cubana, El baile del perrito, y el público pedía que haya más. A la cita muchas fans habían ido vestidas como para una gala. Algunas fueron invitadas por Las Chicas del Can a bailar, y mientras ellas decían “pa suelo, pa suelo, hasta abajo”, a una de las participantes se le rompió el pantalón en su intento de seguir el ritmo y llegar bailando hasta el piso del escenario.
A las 03:30 quedó en silencio el malecón de Tarifa. Los artistas partieron. Vargas y su hija Alina, vocalista de su orquesta, regresaron a Salinas, al hotel Barceló, donde están alojados. Había que dormir para estar listos para la presentación de ese día, que sería en la noche en el cantón Quinsaloma (Los Ríos), cuyo viaje les iba a tomar cinco o más horas por tierra.
Cerca de Salinas, en La Libertad (Santa Elena), Las Chicas del Can, alojadas en el hotel Terrazas (lo ocupan todo), después de quitarse el maquillaje se acostaron a dormir hasta las 11:00, y luego salieron para servirse un desayuno-almuerzo en los locales de los alrededores.
Todas, controladas por Jorge Luis Báez, hermano materno de Wilfrido Vargas, quien hace tres años adquirió el grupo que cada cierto tiempo renueva sus integrantes, pero no deja de lado las canciones que hicieron famosas a las fundadoras de la banda creada por Vargas en la década de los ochenta.
Báez también fue el mentalizador de traer el Festival del merengue a Ecuador, que antes se realizó en Colombia con 46 shows. Él le hizo la propuesta al empresario colombiano Fernando Salcedo (radicado en Ecuador), quien se lo propuso a las autoridades de cantones y provincias y hasta la fecha se han fijado 40 conciertos.
Los shows podrían aumentar si en el camino se suman más lugares, o suspenderse si Vargas necesitara trasladarse a sus estudios de grabación en República Dominicana a cumplir compromisos de grabación, entre ellos unos con su hija, siempre y cuando no los pudiera realizar en Quito o Guayaquil.
Quien ya tiene definido que desde el 12 de septiembre no seguirá es Kinito Méndez, porque tiene que ir a Estados Unidos a cumplir contratos. El cantor del Suasua, dice que se unió al festival en Ecuador, después de que a comienzos de este año se encontró con Vargas en Colombia mientras este colaboraba para ayudar a los damnificados del terremoto en Haití y celebraba sus 40 años de carrera. Vargas le propuso que fuera parte de la gira y la aprovechara para promocionar su nuevo disco, La fábrica, que tiene once merengues.
Méndez dice que es bueno que la gente de los pueblos pobres y los menos pobres vean lo que Kinito está haciendo musicalmente. Dice que la parte difícil del festival merenguero son las largas horas de viaje, pero la respuesta del público lo reconforta. Esa misma respuesta es para Wilfrido Vargas el relax, el parque de diversiones que le hace olvidar el cansancio. Un parque del que también disfrutan Las Chicas del Can, Fulanito y los otros artistas.
La gira ha llegado a Mocache, Manta, Chone, Jipijapa, Buena Fe, Guayaquil, Vinces, Palenque, Yaguachi, Tarifa, Quinsaloma, Ibarra, Esmeraldas, entre otros lugares. Continuará en Playas, Babahoyo, Valencia, Santa Elena, Salinas, Quito, Cuenca, Machala y más.
Espectáculo
Los montos de inversión y de los contratos de la gira en el país no han sido revelados por los empresarios. Solo en viáticos pasan los $ 400.000.
A cargo de los shows de Wilfrido Vargas está su hijo Josué Vargas. El artista está preparando una canción en honor a Salinas, donde quiere comprar una casa.