EFE
GUATEMALA.- La erupción del volcán Pacaya, el más activo de Centroamérica, situado en el sur de Guatemala, dejó ayer una secuela de muerte, destrucción y desolación, mientras la población trabajaba desde ayer en quitar miles de toneladas de arena y ceniza de sus casas y carreteras.

El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, reconoció que el daño ocasionado es "bastante grande". Según el Jefe de Estado, al menos 100 kilómetros cuadrados a la redonda fueron afectados por la erupción, una de las más grandes registradas en los últimos 12 años.

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Hasta ayer por la tarde se reportaba la muerte de un periodista, la desaparición de tres niños, otras 59 personas heridas y más de 800 casas colapsadas en comunidades situadas en los alrededores del coloso, de 2.552 metros de altura y situado a 50 kilómetros al sur de la capital.

Colom dijo que unas 2.000 personas fueron evacuadas y que muchas familias se resistían a abandonar sus hogares. El Mandatario agregó que los diferentes ministerios iniciaron una evaluación del impacto causado por la arena y ceniza volcánica en la infraestructura y los cultivos agrícolas, y admitió que por ahora es difícil cuantificar las pérdidas.

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El director del Instituto de Vulcanología, Eddy Sánchez, reiteró que no se descarta que el Pacaya registre una nueva erupción.

Debido a la fuerte erupción, el aeropuerto internacional La Aurora, en la capital, permanecía cerrado. Las clases también fueron suspendidas.

Guatemala tiene 288 volcanes o estructuras de origen volcánico. De ellos, solamente 8 tienen reportes de actividad en tiempos históricos y 4 son los más activos actualmente.

Una de las mayores erupciones ocurrió en octubre de 1902, cuando el volcán Santa María arrojó columnas de ceniza que alcanzaron entre 27 y 29 km de altura. La explosión de la erupción produjo un cráter de 1.000 metros de largo por 700 de ancho. Murieron aproximadamente 6.000 personas y el sonido de la explosión se escuchó hasta Costa Rica.