Uno de los géneros literarios más populares es la novela. Por medio de esta    los escritores   logran  trasladar al lector  a mundos nuevos, fascinantes e inquietantes.  A través de los  libros, el público  puede participar de  aventuras e  identificarse  con el protagonista.

 Hay héroes que han logrado sobrevivir al   paso del tiempo,  convirtiéndose en verdaderos mitos o símbolos y, por ende, los libros  en los que  viven sus aventuras se han transformado  en clásicos. Con Aquiles, personaje de La Iliada,  Homero nos pinta  con maestría la valentía y el arrojo, pero también cómo la ira y la venganza pueden anular cualquier atisbo de la naturaleza humana. 

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Cervantes  retrata  la nobleza del alma   y la lucha por los más sanos ideales de libertad y solidaridad en el personaje  de Don Quijote de la Mancha y su batalla   contra los molinos de viento.

Con la aparición del folletín en el siglo XIX, la democratización  de los libros  permitió el surgimiento del héroe popular, el que se identificó  con los marginales de las grandes urbes.  Maestros de ese tipo de aventuras fueron  Alejandro Dumas y sus creaciones  como D’artagnan y sus amigos Los Tres Mosqueteros,  o el héroe trágico de Edmondo Dantes en El Conde de
Montecristo.

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Gracias a la literatura podemos transportarnos por los mares con el capitán Nemo en 200.000 leguas de viaje submarino o La isla misteriosa de Julio Verne; y conocer a los célebres piratas nacidos de la pluma de Emilio Salgari como Sandokán, el Tigre de la Malasia, y el Corsario Negro.

Y no olvidemos al célebre Sherlock Holmes, creado por Conan Doyle, figura emblemática del detective clásico, heredero de las artes deductivas de Dupin, otro detective imaginado por Poe.

En esta época en la que la tecnología y las nuevas redes informáticas han puesto en peligro al libro físico, este se resiste a morir y pone  en la palestra nuevas creaciones,   héroes que  se han convertido en parte de la sociedad de consumo y, sobre todo, en  personajes de culto.

Están los casos de Harry Potter de J.K. Rowling y su encanto mágico entre el público infantil, o los   vampiros de la saga  Crepúsculo de Stephenie Meyer, que han vampirizado  a los adolescentes. O los oscuros personajes de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist de la saga    Millenium, de  Stieg Larsson.