AFP-AP
GRAND ISLE, EE.UU..- La inexorable llegada de la marea negra en las costas de Luisiana y las acusaciones de encubrimiento de la British Petroleum (BP) sobre la real cantidad de petróleo vertido en el Golfo de México, provocaron ayer la indignación en EE.UU.

La Agencia Marítima estadounidense NOAA afirmó que cerca de 80 km de playas y zonas costeras de Luisiana estaban llenas de petróleo, con una mancha de crudo espesa y viscosa bañando los pantanos del delta del Misisipí. Hasta ahora, las costas solo se habían moteado con el preludio de la amenaza. Pero una capa de color chocolate con burbujas anaranjadas y un olor fétido empezó a teñir las cañas y pasturas de los humedales de Luisiana, que albergan una rica variedad de vida silvestre.

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"Este es solo el principio", exclamó con rabia Lana Downing, habitante de Grand Isle, Luisiana, de 69 años, mientras observa la playa manchada de petróleo. "Ayer llegó el primer impacto, fue una pequeña cantidad. Hoy hay (petróleo) por todas partes".

"Esto es desolador. No puedo creerlo", dijo Emily Guidry Schnatzel, de la Federación Nacional de la Vida Silvestre, al examinar la capa de fango que cubre un pantano en Luisiana.

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Ralph Morgenweck, del Servicio Nacional de Pesca y Vida Silvestre, dijo que incontables animales podrían estar sintiendo los efectos de la mancha.

Los científicos temen que parte de la gigantesca y fragmentada marea negra sea aspirada por las corrientes y llegue a las playas y los Cayos de la Florida y a Cuba.

"Nuestros peores temores se hicieron realidad", señaló George Barisich, presidente de la Asociación Comercial de Pescadores Unidos. "Esto va a seguir matando todo y hará que existan áreas incapaces de sostener un ecosistema marino".

La cuantificación del petróleo, que comenzó a salir del tubo roto cuando la plataforma Deepwater Horizon se hundió en el océano hace un mes, sigue siendo tema de controversia pues BP lanzó inicialmente la cifra de 5.000 barriles diarios.

Pero la empresa dijo que hoy está extrayendo 2.200 barriles diarios de la fuga a través de un tubo de 1.600 m de largo. Y como las imágenes en vivo muestran que el crudo sigue fluyendo del pozo dañado al Golfo de México, es notorio que la cifra tiene que ser superior a la indicada por la empresa.

Incluso con las estimaciones más bajas, desde que ocurrió el desastre se deben haber derramado al mar unos 20 millones de litros de crudo. Expertos advirtieron que el derrame pudo ser incluso diez veces mayor a las estimaciones actuales.

El peor derrame en América del Norte se produjo por una explosión en 1979 que vertió 3 millones de barriles de crudo en bahía Campeche de México.

BP está acusado de encubrir cifras para minimizar la amplitud del desastre y realizar operaciones de limpieza inadecuadas con solventes tóxicos, irritando al gobierno, que demandó compartir información.

Pero las críticas también se enfocaron a la Casa Blanca, pues las autoridades estatales y locales se quejaron de que el gobierno federal no hace lo suficiente. El presidente Barack Obama culpó a la agencia que supervisa las perforaciones en el lecho marino. Los republicanos sostuvieron que la Guardia Costera y el gobierno debieron haber hecho más. "Hacemos todo lo humana y tecnológicamente posible para enfrentar la catástrofe", señaló ayer Robert Gibbs, el portavoz de Obama.