EFE-AFP-REUTERS
WASHINGTON.- Genetistas estadounidenses anunciaron ayer que han producido por primera vez una célula bacteriana viva con un genoma sintético, es decir, una célula controlada por ADN que fue elaborado por el ser humano con una computadora, un paso que acerca la ciencia a la creación de vida artificial.

"Esta es la primera célula sintética que se ha creado porque deriva totalmente de un cromosoma sintético, fabricado con cuatro botellas de químicos sobre un sintetizador químico, comenzando con la información en una computadora", dijo Craig Venter, quien lideró la investigación.

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Esta versión artificial del ADN, procedente de una pequeña bacteria llamada Mycoplasma mycoides, fue trasplantada en otro microorganismo llamado Mycoplasma capricolum, del que se extrajo casi todo su interior.

Después de muchos comienzos falsos, la nueva bacteria nació y comenzó a reproducirse en un tubo de ensayo. El nuevo genoma pasó a controlar la célula, que comenzó a producir las proteínas que el ADN trasplantado le pedía.

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"Esta es la primera especie autoduplicable que existe en el planeta cuyo padre es un ordenador", agregó Venter, creador del Instituto que lleva su nombre y coautor de la primera secuenciación del genoma humano, develada en el 2000.

Los científicos esperan usar esta bacteria sintetizada para eventualmente con el tiempo crear microorganismos a la medida. Venter ha dicho que le gustaría crear bacterias para producir combustible, diseñar un alga que aspire el dióxido de carbono de la atmósfera y fabricar mejores vacunas.

Desde hace décadas, científicos de todo el mundo manipulan genes de animales y plantas, pero es la primera vez que alguien cambia el genoma completo. La investigación fue publicada en la revista Science.

El objetivo final es instalar en una bacteria un genoma elaborado en el laboratorio que le ordene realizar labores de utilidad para el ser humano.

Synthetic Genomics, una compañía fundada por Venter, ya cuenta con un contrato por 600 millones de dólares con la petrolera Exxon Mobil para producir algas que atrapen el dióxido de carbono y generen biocombustibles.