Hay una frase de Thomas Hobbes en su obra Leviatan que dice: “El hombre es el lobo del hombre tratando de manifestar que dentro del ser humano late una especie de animalidad que busca la destrucción de sus congéneres”.Los licántropos u hombres lobos son conocidos en leyendas medievales y su mito se origina en la antigüedad, especialmente en Grecia y Roma. Los griegos consideran a Lycaòn como el primer hombre lobo, se transforma en ese ser por un castigo impuesto por Zeus a sus maldades, de ahí proviene el nombre de Licántropo. En la literatura también ha tenido presencia, en la obra de Bram Stoker, Drácula, se lo menciona cuando el siniestro conde se convierte en este tipo de animal para huir de sus enemigos.En el cine, este ser fue una de las creaciones tardías de los estudios Universal, después de haber producido cintas de terror teniendo a Drácula y a Frankenstein como protagonistas. El lobo tuvo su nacimiento en un guión encargado a Robert Florey, aunque el trabajo fue archivado, los estudios decidieron filmar El hombre lobo en Londres (1935), dirigida por Stuart Walker, la historia de las peripecias de un científico que en un viaje al Tibet es contagiado por la mordedura de un lobo, desencadenando una oleada de crímenes en la capital inglesa. Henry Hull se encarga de dar vida al monstruo en su génesis cinematográfica.Pero Universal no estuvo satisfecha con la cinta y decidió realizar una nueva película con este ser como protagonista, pensado para que lo interprete Boris Karloff, famoso actor especializado en el género de terror, pero quien dio vida al monstruo nocturno fue Lon Chaney Jr., hijo del astro del de terror de la época del cine mudo. El guión de Florey fue tomado por el alemán Curt Siodmak quien, dándole un giro completo, utilizó partes del folklore antiguo, elementos sicológicos y partes autobiográficas, para crear El Lobo Humano (The Wolf Man) en 1941, dirigida por George Waggner.Este ser monstruoso es el que menos ha sido representado en el cine, por lo que de esta cinta se recogen aspectos que serán base de las futuras producciones, un elemento de ello es la presencia de Chaney, que da vida a Larry Talbot, hijo de un aristócrata víctima de la maldición al ser mordido por un hombre lobo. Chaney sería absorbido por el personaje, llegando a interpretarlo cinco veces.Otro de los elementos que convierten la cinta en un clásico es la reflexión de la condición humana que logra realizar Siodmak, al hacer que Talbot, un sencillo hombre, se convierta en una bestia. El propio guionista diría que el personaje era una metáfora sobre su condición de judío errante y también sobre algunos alemanes de la época, hombres comunes que abrazarían el nazismo y se convertirían en asesinos.Pero el verdadero puntal de esta joya es el jefe de maquillaje, Jack Pierce. Él es el responsable de haber logrado un maquillaje realista, que confiere al rostro de Chaney un aire de horrenda animalidad. El trabajo de Pierce se plasmaba en sesiones de seis horas para elaborarlo y tres para retirarlo, y consistía en una cataplasma especial recubierta con goma y pelo chamuscado con unas tenacillas. Los pies y manos eran guantes de caucho recubierto de pelo, verdadera obra maestra en una época en que no existían efectos especiales computarizados.Luego de este éxito, se hicieron varios filmes reviviendo al personaje y enfrentándolo con Frankenstein y Drácula en cintas como La zíngara y los monstruos (1944) y La Mansión de Drácula (1945), dirigidas por Erle Kenton, donde las transformaciones de Chaney eran cada vez más truculentas y gráficas.A finales de la década de los cuarenta, el personaje entró en hibernación. En 1961 el británico Terence Fisher dirigió The curse of the Werewolf para la mítica productora Hammer. Oliver Reed se encargó de dar vida al monstruo en la cinta de culto. Fisher somete a su hombre lobo a un destino irreversible, dando al filme un aura tragedia griega.Después de este experimento europeo, el personaje vuelve a quedar olvidado y reaparece en contadas ocasiones, resaltando el trabajo de John Landis en Un hombre lobo americano en Londres (1981), cinta violenta de humor bizarro, acompañada de un excelente maquillaje que valió un Oscar; o el de Neil Jordan con En compañía de lobos (1984), reflexión del director sobre el mito de Caperucita Roja y los licántropos que pasan de la niñez a la edad adulta.De esa época es Aullidos, (1981) sobre una reportera inmersa en una ola de asesinatos cometidos por una jauría de lobos. En la actualidad se han realizado cintas con poca repercusión como la trilogía de Ginger Snaps (2000 y 2004) sobre mujeres lobas y la incursión de Christina Ricci en este subgénero en La Maldición (2004).El hombre ha aparecido en las cintas Van Helsing y la saga Crepúsculo, sin seguir la historia fiel de los inicios. La que sí es un remake del filme de 1941 es la versión del 2010, entrenada la semana pasada en el país, e interpretada por Benicio del Toro en la piel del legendario Chaney, porque como dice John Landis “Un buen monstruo nunca muere”.