Por Francis Pisani
.- Quienes piensan que la próxima etapa de la evolución digital se llamará web 3.0 carecen singularmente de imaginación. Para justificar el uso de otro nombre necesitamos algo más claramente diferente, algo que marque un cambio de etapa. A falta de poder anticipar sobre la naturaleza exacta de la siguiente fase, podemos sin mayor dificultad listar las seis dimensiones más importantes de la web de hoy.
Nada permite pensar que haya llegado esta etapa, pero ya resulta claro que la web 2.0 está perdiendo su fuerza. Para Nova Spivack, fundador de Radar Networks, las fases de desarrollo de las TIC duran más o menos 10 años cada una y la mejor definición que se pueda dar de la web 3.0 es decir que es "el tercer decenio de la web: 2010-2019".
Publicidad
Conscientes de la necesidad de renovarse, Tim O'Reilly y John Battelle, los promotores más activos del concepto "web 2.0" (y dueños del nombre) han lanzado en noviembre del 2009 la expresión "web squared" o web al cuadrado, para dar cuenta de lo que está pasando ahora.
La evolución fundamental, según ellos, es el hecho de que la capa virtual y la analógica son ahora muy integradas. "La web es el mundo", dicen, por la razón de que una gran cantidad de seres y objetos de la capa analógica tienen ahora una "sombra informacional" en la capa virtual desde la cual pueden ser serviciados, manejados o controlados. Siguiéndoles el paso podríamos hablar, talvez de "mundoweb".
Publicidad
La fórmula abre interesantes puertas de la web de los objetos, por ejemplo, pero no toma en cuenta otras dimensiones esenciales de la web de hoy cuya evolución marcarán la de mañana.
Entre ellos parece que hemos de tomar en serio la "gran conectividad", la puesta en red de máquinas (internet), documentos (web) y gentes (redes sociales). A nivel social ayuda a modificar el interés relativo de todas las formas de organización. Da lugar al "individualismo en red" (que no "pertenece a" pero se "conecta con") analizado por Barry Wellmann. Estas conexiones resultan a veces en casos de "efectos positivos de red" según los cuales, como vemos en Google, mientras más gente utiliza un servicio, más utilidad tiene.
La siguiente dimensión se encuentra en la participación de la gente: ponen gratis, en línea, buena parte de lo que ahí se encuentra. Sus contribuciones permiten la emergencia, en determinadas circunstancias, de formas de inteligencia colectiva (como vemos en Wikipedia, según explica Henry Jenkins).
Sin la participación de los usuarios sería imposible tener el tsunami de datos que caracteriza al uso de las TIC hoy. El elemento nuevo es que cuando se posee miles de millones de datos se puede minarlos para sacar el oro que tienen. Otras técnicas permiten traducir sin traductor (como Google, basado en la indexación de textos en varias lenguas).
Las propiedades emergentes a las cuales dan lugar tantos datos se acerca a la previsión, como lo ilustra el Google Flu Trend, capaz de anunciar un brote de gripe en una zona con base en las preguntas realizadas por los usuarios (¿Qué es? ¿Cuáles son los síntomas? ¿Cómo se trata?).
Otra dimensión es la nueva matriz espacio-tiempo o el nuevo crontoopo. Nos podemos mover a nuestro antojo en un espacio en el cual la infraestructura conectada siempre está presente. Da lugar a lo que algunos llamamos la movicuidad (movilidad plus ubicuidad), sin que nos impida estar siempre conectados. Conexión y participación se vuelven más intensas, más frecuentes.
Finalmente, la posibilidad de hacer y saber en tiempo real (facilitada por la adopción de Twitter) agrega a nuestra capacidad de organización y completa esa paleta de dimensiones características del mundoweb de hoy.
Sus interrelaciones complejas pueden dar lugar a la emergencia de nuevas propiedades extremadamente interesantes: más inteligencia (gracias a los algoritmos y a la gente, a la web semántica y al tsunami de datos); más eficacia gracias a la relación compleja capa digital y capa analógica. Esto, a su vez da lugar a una mayor capacidad de control. en manos de buenos y malos.
Esto lleva a preguntarnos si no podemos llegar a contemplar el advenimiento de una era caracterizada por la reducción del impacto de los procesos irreversibles (o sea, de la entropía). El principio sigue aplicándose de manera general, por supuesto, pero si podemos reducir la extensión de una epidemia avanzamos en esa dirección.
Un ejemplo clásico de la entropía, según me explicó el profesor Javier Bustamente, de la Universidad Complutense de Madrid, es cuando una copa de cristal con vino cae al suelo y se rompe: no tenemos la información suficiente para recomponerla con su contenido. Avanza la entropía. Siempre será igual, pero podemos limitar el número de casos en los cuales esto ocurre. Si una persona tiene aparatos capaces de informarla al detectar a tiempo que está a punto de tener un ataque al corazón (los nanosensores pueden trabajar en esta dirección), la persona puede poner sobre una mesa la copa con vino que tenía en la mano y tomar una píldora. Evita el ataque y ahorra la copa.
No es exactamente la "explosión de inteligencia" a la cual se refería I.J. Good, ni la "singularidad tecnológica" de Ray Kurzwiel. Pero no cabe duda de que, de confirmarse una evolución en esas direcciones, la web alteraría profundamente nuestra forma de vivir.
Links
N. Spivack: novaspivack.typepad.com
H. Jenkins: henryjenkins.org
google.org/flutrends/
Bustamante: fs-morente.filos.ucm.es/docentes/bustamante/inicio.htm
Entopía: es.wikipedia.org/wiki/Entrop%C3%ADa
en.wikipedia.org/wiki/Technological_singularity