Si en Cuenca se registrara un sismo de 0,25 grados de gravedad, con un movimiento de 8 grados en la escala Richter, el ciento por ciento de la ciudad sería destruida, según un mapa de riesgo elaborado dentro de un estudio de estructuras y edificaciones en 2006 por una comisión de la Cámara de la Construcción de Cuenca (CCC) y la Red Sísmica del Austro (RSA).
El estudio fue actualizado frente a los últimos sismos registrados en el continente americano.
La preocupación de los dos organismos llevó a los técnicos Julio Piedra, Enrique García y Fernando Zalamea a recorrer las áreas urbanas y rurales de la provincia para constatar si las edificaciones, especialmente las nuevas, cuentan con seguridades para resistir movimientos de tierra, ya que en este sector del país se encuentra la mayor parte de zonas vulnerables, indicó García.
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En 1998 la RSA elaboró un mapa de riesgos en el cantón Cuenca, dentro del proyecto de Prevención de Desastres Naturales en la Cuenca del Paute, que determinó 27 zonas vulnerables a deslizamientos e inundaciones, precisó Ortiz.
En el 2006 la Unidad de Gestión de Riesgos presentó un nuevo informe con otros 38 sitios riesgosos en los cantones Santa Isabel, Ponce Enríquez, Pucará, Sevilla de Oro, Nabón, Gualaceo, Sígsig, Paute, Girón, Guachapala y Oña.
Los entes diagnosticaron que el riesgo se debe a fallas geológicas y a la inestabilidad de los suelos.
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García explicó que las 27 zonas en riesgo de Cuenca tienen características geológicas margas, es decir, con materiales del suelo inestables, compuestos por rocas arcillosas, donde en la actualidad existen nuevas vías, puentes y edificaciones.
La RSA nació en 1989 con un fondo semilla del Congreso Nacional para peligros sísmicos.
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Hasta antes de 1987 no había redes nacionales, solo una estación de la red mundial ubicada en Quito, que monitoreaba parte de la sismisidad y de las fallas geológicas locales, pero no de otras regiones, aseguró.
En el mismo año, la Politécnica Nacional creó la primera red nacional que cubre el norte del país. Ahora hay otra estación en Guayas, pero los costos de mantenimiento son altos y los recursos que entrega el Estado no alcanzan.
Por eso la RSA, que se instaló en 1989, dejó de operar por varios años y reanudó su trabajo hace 16 años, tras el desastre de La Josefina, con un proyecto internacional del Cuerpo Suizo de Socorro con $ 200 mil para iniciar la fase de capacitación profesional en el área sísmica.
Este trabajo se sumó a la preocupación de la CCC, que en el estudio de 2006 determinó que la elaboración de las estructuras no cumple las normas establecidas en el Código de la Construcción y la norma INEN, que exige elementos resistentes a movimientos telúricos.
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Un problema adicional es el desconocimiento de las personas sobre los estándares de calidad para diseñar, construir y para adquirir una vivienda.
A esto se suman los permisos municipales otorgados en administraciones anteriores para la construcción de edificaciones en zonas consideradas de riesgo, y las más de mil casas construidas sin permisos en esas zonas.
Hormigón
El promedio de hormigón utilizado en la mayoría de las edificaciones de la ciudad es de 40 kilogramos por centímetro cuadrado, cuando lo mínimo que se debe usar en una construcción es de 210 kilogramos, aseguró Julio Piedra, miembro de la Comisión Estructural que ejecutó la investigación.