Las hazañas del holandés Anton Van Leeuwenhoek, cuando con su microscopio empezó a analizar muestras de agua, sangre e incluso semen, parecerían un juego de niños con las cosas diminutas que en la actualidad los científicos no solo pueden ver sino también manipular.
El estudio, diseño, creación, síntesis, manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a escalas diminutas es lo que se conoce científicamente como nanotecnología. En otras palabras, es el reordenamiento de átomos y moléculas para fabricar productos más eficientes, como lo definió ya en 1959 el estadounidense Richard Feynman, premio Nobel de Física, considerado el padre de la nanociencia.
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Ya a principios de los sesenta, el físico analizaba cómo las computadoras, trabajando con átomos individuales, podrían consumir poquísima energía y conseguir velocidades asombrosas.
Cuando se manipula la materia a la escala tan minúscula se demuestran fenómenos y propiedades totalmente nuevas de elementos ya existentes. Por ese motivo los científicos utilizan la nanotecnología para crear materiales, aparatos y sistemas novedosos y poco costosos con propiedades únicas. Charles Vest, ex presidente del MIT, asegura en un artículo en su página web que estas nuevas estructuras con precisión atómica, tales como nanotubos de carbón o pequeños instrumentos para el interior del cuerpo humano, pueden introducirnos en una nueva era.
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Entre las áreas más comunes en las que se aplica este tipo de tecnología están la medicina, la biología, el medio ambiente, la informática y la construcción.
En la actualidad, los principales avances prácticos ya se dan en algunos campos, como fármacos que trabajan a nivel atómico, microchips capaces de realizar complejos análisis genéticos, generación de fuentes de energía inagotables, combates de plagas y contaminación a escala molecular.
Zhong Lin Wang, director de investigaciones de la universidad Georgia Tech, asegura en una publicación para el Energy Harvesting Journal, que se encuentra investigando el desarrollo de tejidos que captan energía.
Estos tejidos, con nanotecnología incorporada, utilizan la energía cinética de los movimientos del usuario y la convierten en electricidad para alimentar dispositivos electrónicos. Esto sería una ayuda evidente para excursionistas y soldados. Según Wang, el uso de la nanotecnología hace que el tejido sea "eficiente y barato de producir".
No obstante, no todos ven con buenos ojos estos avances. El Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Lores en Reino Unido realizó un informa a finales del 2009 en el que señala su preocupación sobre el uso de nanotecnología en los alimentos por parte de la industria de esta zona. Según esta institución (la industria) "se ha mantenido muy hermética sobre la forma como utiliza nanopartículas y los efectos que estas pueden tener en la salud".
Otros progresos cuestionados son los nanobots y la autorreproducción, pues ciertos expertos aseguran que no existe la certeza de que no se vuelvan nocivos para los seres humanos en lugar de ayudarlos. Ya sea en las alas de los aviones, en los alimentos que se ingieren o la lavadora de su casa, la nanotecnología es una realidad muy alejada de la ciencia ficción. Las consecuencias están aún por verse.