“En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...”. Así comienza El Quijote, historia con la cual Cervantes se inmortalizó.
Lástima que por un error “voluntario” muy condenado por sectores “progresistas”, don Alonso Quijano jamás le dijo a su escudero Sancho: “Los perros ladran, es señal de que avanzamos”; tampoco dijo: “Ladran, entonces cabalgamos”. Estas frases, repetidas hasta el cansancio por ilustres personajes de la política nacional, con el ánimo de responder a sus opositores, constituyen para ellos un insulto “elegante” que les permite –al mismo tiempo– demostrar su “cultura”.
La lista es enorme, el lector puede consultar el sitio web Wikisource, donde estas frases están catalogadas como apócrifas e incluyen los nombres de quienes las repiten, para no olvidarlos jamás.
Publicidad
Destaca entre esos nombres, con todo derecho, a don Rafael Correa, y muy pronto incluirán a don Washington Pesántez.
Constituye para mí una paradoja que ellos no recuerden una frase más apropiada que sí consta en El Quijote: “Los agravios despiertan la cólera en los más humildes pechos”.
Hugo Romo Castillo,
Guayaquil