Por Francis Pisani
.- LePost.fr fue señalado durante el Media Technology Summit, que tuvo lugar en el Googleplex en octubre pasado, como una de las tentativas más logradas de colaboración entre un grupo de periodistas y una comunidad de 'posteadores' atraídos por un interés común en las noticias del momento.
Se trata de un experimento de periodismo colaborativo lanzado en el 2007 por el equipo de LeMonde.fr, el sitio del célebre periódico francés. Cualquiera puede abrir su página y postear las informaciones que quiera. El equipo de redacción publica sus notas, selecciona entre las que los participantes pusieron, averigua que la información sea correcta y las sube a la página.
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Los críticos abundan. Reprochan el perfil trash, buzz, people de LePost. No obstante, si bien hace falta preguntarse sobre los temas abordados y los ángulos elegidos, nadie puede ignorar que el sitio llegó al lugar número 13 de los sitios en apenas dos años (por arriba del diario Liberation), con 2,8 millones de visitantes únicos durante octubre pasado.
Para entender mejor el fenómeno pasé dos días con ellos observando cómo trabajan.
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Lo primero que llama la atención en este equipo de menos de 15 personas es el espíritu de camaradería que los une. Sentados alrededor de una mesa comparten entre sí todas las informaciones que encuentran. "Leo muchas revistas, libros, diarios y sigo de muy cerca la prensa regional", me explicó Céline Rastello, quien sigue le faits divers (la crónica de sucesos cotidianos). Y cada que encuentro algo que puede interesar, lo señalo.
Lo primero que hace Rastello después de checar los sitios es leer las contribuciones de los 'posteadores'. Empieza siempre por los que conoce y en quienes confía.
Valerse de la comunidad para seguir las noticias "es como disponer de una Agencia France Presse viva", comenta Pierre Godon, encargado de los deportes. Gracias a esto, por ejemplo, supo 20 minutos antes que el diario L'Équipe que un ministro irlandés había pedido que se anulara el partido que había permitido ir a la dudosa selección de los galos al mundial de Sudáfrica. Un irlandés lo había visto en la TV local y lo puso en LePost.
Cualquiera puede postear lo que quiera y la redacción coloca los posts más interesantes en la primera plana. tras averiguar que la información sea verídica.
No hay solución mágica ni herramienta que lo realice automáticamente. Se basan en qué saben sobre quien puso la información en línea. Averiguan la factualidad de los hechos (personas, fechas, etc.), y la cruzan con todas las fuentes disponibles. "Más inmersos que otros en la matriz caótica de la web, hemos desarrollado una cultura de la duda", afirma Alexandre Piquard, jefe de redacción adjunto. Cuando hace falta, utilizan el teléfono. "Hago lo que no pueden hacer (los posteadores)", me explicó Alexandre Lemarrié (responsable de la sección política). "Llamo al ministro" para confirmar o pedir una explicación.
Los periodistas de LePost.fr no salen a la calle porque no hay presupuesto. Pero llevan muy lejos el trabajo de agregación, el "periodismo de enlaces" que permite la web y el uso de las redes sociales. Para la Cumbre de Copenhague, por ejemplo, se dedicaron a señalar las mejores notas y balances de otros sitios. También pidieron a sus lectores que les indicaran dónde encontrar el mejor material.
A veces la comunidad puede trabajar sola. Para cubrir la elección de la primera secretaria del partido socialista francés en el 2008, la redacción llamó a sus posteadores más fiables y les dejó las llaves de un blog especial. "Era fascinante", cuenta Benoît Raphaël, jefe de redacción de LePost. Funcionaba solo. Algunos cubrían la información local, otros la regional y corregían los errores cuando hacía falta. Duró cinco días, 24h/24 sin interrupción, y casi sin intervención por parte nuestra. De hecho, seguí el asunto en su momento y LePost ofrecía informaciones relevantes con varios minutos de anticipación que los sitios tradicionales, indicó Raphaël.
A pesar de su éxitos y aciertos (¿o será por ellos?) LePost se ha granjeado violentos críticos, en particular entre los periodistas tradicionales. Muchos de los títulos pudieran escandalizar. Muchos de los posts conllevan más opiniones que hechos, tiene informaciones no confirmadas y errores. Pero lo que cuenta en un sitio en el que cualquiera puede postear es aquello que aparece en la primera plana: en la home el trabajo de filtro es el que permite la emergencia de información válida y útil. Al igual que en la web en su conjunto, lo que vale son precisamente los procesos que permiten que la calidad emerja del caos.
Los periodistas de LePost organizan las contribuciones de una comunidad apasionada por las noticias. Inversión fundamental, pues no determinan lo que es interesante ni la manera de cubrirlo. Contribuyen, pero no deciden. De ello deriva una mirada sobre el mundo diferente de la que podemos encontrar en los medios tradicionales, una mirada menos solemne, menos respetuosa de los poderosos, menos cómplice y que le habla directamente a la gente.
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