Más rápido de lo que se tarda usted en gritar ¡Alviiiiinnnnnn!, Hollywood ya dio a luz la segunda parte de Alvin y las ardillas. La recreación de un clásico de la pantalla chica cobra vida nuevamente, a propósito de la Navidad.
Y no es que esta cinta tenga algo de navideño, excepto el decorado de las lucecitas, la nieve o los regalos (porque la trama no recoge las fiestas ni por asomo), sino que esta es precisamente la época en la que el séptimo arte se disfraza de cuentos de hadas, ilusiones y películas para niños. En el 2007, Alvin y las ardillas convocó a cientos de fans de la serie animada, involucró actores reales mezclados con animación generada por computadora y tuvo éxito, pero no se libró del sabor amargo de varios adultos que se habían entusiasmado con la idea de volver a ver a sus amiguitos de infancia.
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Y los vieron, pero las recreaciones generalmente no se sienten igual que los originales, tal fue el caso de Alvin and the Chipmunks, del compositor Ross Bagdasarian, quienes después de su debut en la serie animada para la televisión tuvieron varias diferencias en la creación cinematográfica que para la primera película hizo Tim Hill y para la secuela la creó Betty Thomas.
Esta cinta está muy lejos de ser admirada por su fotografía o su guión. Ninguno de los dos aspectos conoce la palabra originalidad.
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Es, sin embargo, una cinta correcta pero simple. Cumple con el sentido del entretenimiento aplicado para el público infantil. Su trasfondo es el mismo que la vez anterior: la hermandad debe estar por encima de todo y de todos. Se juega con elementos como el temor, la reconciliación, la unión familiar y de los amigos. Los intereses de los pequeños personajes dejan claro que la unión hace la fuerza y las individualidades van en contra del bienestar de la familia.
Alvin y sus dos hermanos se involucran en una suerte de cadena sin fin de enredos y peripecias que con seguridad harán reír sanamente a los niños, pero salvo que la Navidad también haya contagiado con su espíritu de sencillez y extrema bondad a los padres, estos pasarán un rato interminable.