No importa qué tan bien hagamos las cosas o cuánto esfuerzo le pongamos a un trabajo, es probable que seamos mal remunerados, ignorados o que nos terminen botando a pesar de los elogios. Podemos pasar una eternidad pensando que estamos haciendo las cosas bien, pero con el paso del tiempo nos quedamos estancados en el mismo lugar. Eso se llama mediocridad.