La apuesta es utilizar yacimientos naturales, vacíos de petróleo, gas natural y acuíferos salinos, allí se inyectará a presión el CO2 en estado líquido. Este elemento entrará en los poros de la roca y se quedará fijado.
La idea de enterrar el CO2 de las emisiones no es sencilla. Lo primero que hay que saber es que serán las propias centrales térmicas emisoras las que tendrán que adaptar su tecnología para recapturar ese dióxido de carbono.
Publicidad
Según Carlos Abanades, investigador del Instituto Nacional del carbón de España, "el desafío en los próximos años es aplicar estas tecnologías de separación de gases, de captura de CO2 a grandes centrales térmicas y a otras grandes fuentes de CO2".
Ya entierran CO2 en Canadá, Noruega, Argelia o Estados Unidos. En España, la central de Compostilla en León será la próxima capturadora de carbono. Y aunque, de momento, es una tecnología cara, los expertos dicen que es la única manera de cumplir el objetivo global de reducir las emisiones contaminantes en un 50% de aquí a 40 años.