Las mascotas son animales de compañía, pero ¿qué ocurre cuando esta compañía no es disfrutada por sus dueños y los abandonan?; pues el efecto que ocasionan es que se convierten en una plaga para quienes están cercanos a su presencia.

Las plagas son una aparición masiva de seres vivos de la misma especie que causan graves daños a poblaciones. En mi caso, la plaga son cinco gatos; los daños, además del mal aspecto y malos olores, es el peligro de brote de enfermedades; la población: mi familia, conformada por infantes cuya fragilidad los hace más propensos a enfermedades, como: leptospirosis, rabia, parasitosis, toxoplasmosis, bartonelosis, pasteurelosis, etcétera, que no solo son ocasionadas por ataques, o contacto directo con el animal, sino también por el ambiente contaminado de heces, orina y parásitos.

Ante la contrariedad que afrontan mis acciones fueron a buscar “trucos naturales” para ahuyentar gatos, lo que muy a mi pesar no dio resultados. El plan B fue optar por acudir a alguna entidad que se haga cargo de estos animales callejeros, pero para mi sorpresa el jefe del área de Zoonosis me informó que en el 2007 se expidió un nuevo reglamento que incluye que el control y el manejo de los animales callejeros son  responsabilidad de los municipios. Con esta nueva información procedí a contactarme con el área de Higiene del Cabildo; hablé con el Subdirector de Salud, quien me explicó que ellos no  manejan este tipo de problemas, sino Zoonosis del Ministerio de Salud Pública.

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Pregunto entonces, a ¿qué entidad acude la ciudadanía para sobrellevar situaciones de este tipo?; ¿quién le informa a Zoonosis o al Municipio si son o no  encargados de prestar este servicio?; si es cierto que existe una ley   ¿por qué estas entidades no la conocen?

Estoy segura de que no soy la única con necesidad de aplacar un brote de animales callejeros, pero seguramente soy una de las pocas que optó por manejar la situación de la mejor manera sin encontrar  solución, sino más bien un problema en la organización pública. Solo queda preguntarme, ¿cuál va a ser mi plan C?, porque no esperaré a que el Cabildo y el Ministerio de Salud intercambien información, o peor aún, que lleguen a un consenso.

Mariuxi Prieto,
Guayaquil