Tema
La Navidad vertical
Mientras la Iglesia, desde tiempo inmemorial, nos anima a preparar la Navidad con el Adviento, la sociedad capitalista o de consumo, nos anima a hacer las compras cuanto antes. Para ello confecciona sus aparatosas gigantografías, sus atractivos posters, sus afiches, sus slogans y sus barroquísimas decoraciones.

Tan fuerte es la presión para comprar, que resulta lo más fácil, al menos para el ciudadano medio, convertir la Navidad en una fiesta puramente horizontal.

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Desde luego a usted y a mí nos gustaría que a todo el mundo le quedara claro lo que festejamos con la Navidad, mas hemos de reconocer que para muchos de nuestros hermanos, la Navidad son regalos y gastos.

¿Es esto una desgracia? Desde luego que sí. Da mucha pena que después de veinte siglos transcurridos desde la primera Navidad, sean siendo pocos los que aprecien que se trata del Misterio de la Encarnación del Verbo. Esto es, del Misterio de la unión del único y verdadero Dios, con una naturaleza humana semejante a la nuestra, en todo menos en el pecado.

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Pero en medio de esta pena inmensa, usted y yo debemos ver el lado positivo de la Navidad promocionada por el consumismo: hay mucha, mucha gente, que si bien no entiende mucho del Misterio de la Navidad, sabe que es un tiempo para darse a los demás. Hay mucha, mucha gente, qué detiene su egoísmo habitual y pone a los demás en primer plano.

Lo hará, quizás, sin mucha conexión con el Misterio de la Fe. Pero como cualquier victoria contra el egoísmo se traduce en más facilidad para el Amor a Dios, con su Navidad horizontal se dispondrán para poder vivir la vertical, cuando el Señor les ilumine y toque su alienado corazón.

De todos modos no podemos, ni encogernos de hombros ni cruzarnos de brazos. La Navidad horizontal no nos puede dejar a usted y a mí tranquilos. Hemos de oponernos al eclipse del Misterio de la Navidad.

Lo haremos en primer lugar con los de casa, claro está. Poniendo el Nacimiento, la corona de Adviento y el Árbol de las mil luces. Cantando Villancicos y ofreciendo golosinas. Pero lo haremos también con los parientes y amigos, invitándoles a que nos vean celebrar gozosamente nuestra fe.

Y lo haremos impulsados por lo que hoy nos dice el Evangelio, con palabras de Isaías: “Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios”.