Antes de iniciar este diálogo con Diario EL UNIVERSO, la escritora española Lucía Etxebarría, invitada a la Feria del Libro en Quito, renegó de que la gente no la reconozca en Ecuador y la dejen “parada” en ese hotel dos veces. La autora, que ha ganado premios como el Nadal (1998), Primavera de Novela (2001) y Planeta (2004), lamentó que su obra no llegue masivamente a Ecuador. Pero tampoco le importa. En medio de risas dice: “en este país no me conocen a mí, pero no conocen a nadie. No me quejo, este es un país que no lee, tiene un índice de lectura muy bajo (...). En el Planeta se me distribuye muy bien. No voy a esperar que en países como Ecuador, Panamá, que tienen índices de lectura muy bajos, se me conozca. Sería absurdo, un nivel de vanidad de mi parte muy delirado”. Se queda satisfecha de que su obra se haya pirateado en Perú y en Colombia. “Los he visto en la calle fotocopiados, entonces he pensado, he triunfado”.
En su charla en la Feria del Libro usted dijo que los escritores en sus novelas escriben sobre lo que les pasa, sobre sí mismos, sobre su vida. ¿A usted le pasa esto?
No. Yo nunca he escrito autobiografía. Borges lo explicaba muy bien, toda ficción es autobiografía, toda autobiografía es ficción, en el sentido de que cuando alguien escribe ficción por mucho que no intente hablar de su vida, habla de lo que uno conoce. Incluso si se pone a hablar de Cristóbal Colón lo creará desde sus propios sentimientos. Siempre hablará de sí mismo. Solo la gente que copia, no habla de sí mismo. El típico latinoamericano quiere ser un segundo Borges. Ya hubo Borges, ¿qué interés hubo en hacer otro, si no vas a superar al primero? Yo nunca he hecho autobiografía porque no quiero involucrar a mi familia en nada, los respeto lo suficiente como para no poder hablar en absoluto de mi vida.
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Pero otros escritores pueden decir que no escriben sobre su vida sino sobre ficción.
Inconscientemente lo hablan los escritores, los fotógrafos, los pintores..., todo artista que crea una obra personal habla sobre su vida inconscientemente.
¿En cuál obra usted siente que está relatada parte de su vida personal?
No te lo voy a decir. Es un tema, para mí, psicoanalista.
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Usted defiende las causas feministas en sus libros, ¿por qué?
Yo soy mujer. (Sería) Un poco ridículo no defenderlas (risas). Es como si te llegara un negro y defendiera al Ku Klux Klan (organizaciones que predican la supremacía de la raza blanca). La mujer que no es feminista, para mí, es como el negro que vota al Ku Klux Klan. No puedo entender que una mujer no luche por sus derechos. Yo no solo soy feminista, tengo otras concepciones políticas. Mis novelas, sobre todo al principio, siempre están protagonizadas por mujeres. Esta es una cosa que llamaba la atención y no entiendo por qué. Todo Borges está protagonizado por hombres y nadie ha dicho: “¡Uy! Borges escribe sobre hombres”. Yo escribo sobre mujeres, en principio, por ser más fácil escribir sobre lo que sabes y segundo porque me daba cuenta de que estaba harta de leer novelas en las que los protagonistas eran hombres y las mujeres, no. ¿Ves a Ana Karenina que se suicidaba porque la dejaba un hombre?, si tú ves a las grandes protagonistas femeninas del siglo XIX, Karenina, la (Ana) Ozores y la (Emma) Bovary son tres mujeres que se autoinmolan por un hombre. Claro, las ha escrito un hombre.
¿No hay mujeres tristes o sufridoras en su obra?
Nunca creo que van a encontrar eso en mi obra. Verán mujeres reales escritas por una mujer. En los últimos dos libros ya hay hombres. No quería que sean protagonistas porque es agregarme al imaginario en que le faltan mujeres reales, cuando podía usar mi experiencia para empezar a poner piedras sobre un camino que no ha sido andado y no me refiero solo a mí, sino a las escritoras mujeres que admiro.
Entonces, ¿cómo construirá una novela sin personajes hombres?
No me parece mal que una mujer escriba con un protagonista hombre, pero no le encuentro mucho sentido.
En sus proyectos futuros escribirá sobre tres hombres ¿Se pondrá en sus zapatos?
Esto ya está vendido, sale en febrero. El título no lo quiero decir. Mis próximas dos novelas están acabadas. Yo pretendo escribir hasta los 80 años. Yo escribo un libro cada año y una novela cada dos años. Yo tengo una estructura mental muy caótica que necesito ordenar. El hecho de que yo escriba me arregla mucho la cabeza. Yo necesito trabajar para sobrevivir. Yo necesito ordenar las cosas incluso si escribo para mí. Encima de que tengo suerte de que me paguen por eso, me convierte en una privilegiada.
Libros, polémicas, juicios. ¿Qué más espera de su vida?
Tener otro hijo o adoptarlo. Mi vida personal no es ninguna maravilla. En parte yo volqué toda mi vida a lo profesional para huir del lío personal. Ahora tengo 43 años, creo que ha llegado el momento de organizar un poco mi vida personal. No sé si lo voy a conseguir, tampoco le interesa a nadie. Yo odio esas entrevistas en las que sale una señora, sobre todo actrices de Latinoamérica (trata de imitarlas en son de burla). Mi trabajo es divino, mi relación con Carlos Alfonso, maravillosa. Además, tengo un piso (departamento) y mis niños son divinos.
¿Por qué no hay vidas perfectas?
A mí me gustaría que la gente tuviera el valor de salir en las entrevistas y decir: mi vida no es perfecta; como no lo es la vida de nadie. Estoy un poco harta de imponer los modelos de felicidad absurdos cuando la vida real no es la felicidad constante, no es buena por naturaleza. La vida real es una sucesión de conflictos que se deben ir arreglando. A la gente le da tanto miedo mostrar sus defectos, me pone muy nerviosa que ese sea el modelo triunfador perfecto y sobre todo en las mujeres. Se puede tener un marido perfecto, un piso (departamento) perfecto y el trabajo perfecto, pero los tres a la vez, no.
¿Cuál de esas tres es su prioridad?
Me gustaría ordenar mi vida. Mi prioridad es ser feliz en lo posible. Si esa fuera la prioridad, habría menos conflictos en el mundo. La mitad de los grandes conflictos vienen por vanidad y porque la gente no es feliz consigo misma. La felicidad absoluta no se alcanza, la vida no es perfecta, es una sucesión de conflictos.
¿Qué le gustaría que el público mire en su obra: autoayuda, defensa de derechos?
Me da completamente igual. Yo no escribo para los demás, escribo para mí. He tenido la inmensa suerte de que mi obra se publique. Evidentemente, no todo lo que escribo lo publico. Me sorprendió mucho que algunos ecuatorianos me hayan leído y mis libros les ha llegado no sé si porque se los mandan de España o porque los consiguen aquí, no sé. Si a alguien le va a llegar mi obra, ya le llegará. No lo voy a convencer, no tiene sentido.
¿Qué opina de las mujeres ecuatorianas que han migrado a España?, en algunos casos no tienen una vida prodigiosa o feliz aquí.
No te lo diría nunca, porque mi experiencia ha sido muy mala.
Pide apagar la grabadora y cuenta que su asistente ecuatoriana le robó la casa, “entonces, ¿qué quieres que piense?”, dice furiosa. Este es un tema del que poco le gusta hablar. Por unos segundos reflexiona y contesta:
Siempre que hay un movimiento migratorio, siempre crea un problema de racismo y xenofobia. Lo he visto en Amsterdam, en Londres, en muchos países de Europa en los que he vivido. De todas formas hablamos de la migración como si fuera un fenómeno nuevo, pero no lo es. Hace 2000 años, cuando vinieron los árabes (a España), hubo una guerra. La idea de que el hombre es bueno por naturaleza no la comparto. El ser humano es bueno y malo por naturaleza. Tiene un instinto de cooperación que cuando le sale es lo mejor, pero cuando sale un instinto de territorio sale lo agresivo.