José Mujica combatió con una guerrilla a un gobierno democrático, pasó años de cárcel bajo tortura y se transformó en el electo presidente de Uruguay.
Cuenta que en un enfrentamiento recibió seis tiros y afirmó que nunca mató a nadie. En la campaña las barras opositoras contra él gritaban “asesino”.
Criticado por su aspecto desaliñado y exabruptos al hablar, liderará un segundo régimen de la coalición de izquierda Frente Amplio.
Publicidad
Pasó más de una década encarcelado, una gran parte de ese periodo en condiciones infrahumanas, suavizó su discurso en tiempos recientes, intentando ahuyentar temores por su anterior pasado radical.
El Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, guerrilla urbana a la que se unió Mujica, anulada antes del golpe de 1973 tras una cruenta represión, protagonizó choques con la policía y Ejército, secuestros y crímenes a fines de los sesenta y principios de los setenta.