La presentación del libro Teatro I, que reúne seis obras del dramaturgo nacional Cristian Cortez, propició el reencuentro con su compatriota, el cineasta James García Sotomayor, autor de la película Enseñando a odiar, un alegato contra el odio racial, que se proyecta con gran suceso en el área triestatal.

El acto se cumplió la semana anterior en el auditorio de la Biblioteca Pública de Corona, Queens, en medio del entusiasmo de un público latino que preguntó a Cortez sobre su obra, que ha sido escenificada en Ecuador, Perú, Argentina, México y Estados Unidos.

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La cita cultural sirvió para el diálogo y propuestas de Cortez y García, quienes trabajaron juntos en varios programas en Ecuavisa en la década del noventa. Y fue García, precisamente, el encargado de presentar el libro Teatro I, resaltando el valor de piezas de  éxito internacional como Souflé de rosas, que le valió a Cortez el premio nacional otorgado por el Municipio de Guayaquil en el concurso convocado el año 2000, y Maduritas, macrobióticas y multiorgásmicas, representada en varias ciudades latinas en el 2008 con éxito de crítica.

Especial mención hizo García a la obra Deportada del paraíso. “Es muy loable que un escritor ecuatoriano que vive en nuestro país trate los problemas de los ecuatorianos que estamos fuera de las fronteras. Y es la hora que en teatro y en cine enfoquemos con responsabilidad la vida de los inmigrantes en esta hora de discriminación y odio, en busca de soluciones humanas”, afirmó.

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En su intervención, Cortez agradeció la acogida que le ha dado Nueva York con obras como Deportada del paraíso, premiada por entidades culturales como la Asociación de Cronistas del Espectáculo (ACE), tanto al autor como a los actores.

El joven dramaturgo aceptó la invitación de García para producir obras de cine y teatro que como Deportada del paraíso aborden el drama de los migrantes que ha llegado hasta la muerte, como en el caso de Marcelo Lucero y José Sucozhañay. “Tenemos cosas que decir, y nadie las puede decir mejor y con tanta profundidad como nosotros”, agregó.

Reveló que su libro concreta un sueño en el que puso su esfuerzo y dinero debido a la nula respuesta de instituciones oficiales, y reveló el trascendente papel que en su obra tuvo el fallecido dramaturgo guayaquileño José Martínez Queirolo.

Entre los asistentes, Diego Sucozhañay, hermano de José, víctima fatal de un ataque racial en Brooklyn, agradeció a Cortez y García su sensibilidad para tratar el tema de la inmigración. “Estoy sorprendido y orgulloso de que dos personajes de la cultura estén dispuestos a mostrar al mundo el drama migratorio”, mencionó Sucozhañay.

Al final del evento, los actores ecuatorianos Édison Carrera y Franco Galecio, y el peruano Leonardo Dávila, hicieron la lectura de una parte de la pieza  Maduritas, macrobióticas y multiorgásmicas, con variaciones.