Monterroso fue el mago de los microcuentos y hasta ahora todos los que amamos las letras lo celebramos. En la televisión pasa algo similar, pero el resultado no es el mismo. La magia creada por Monterroso con escazas ocho palabras es una idea que no se reproduce ni en los sueños de las producciones nacionales. Debo acotar, sin embargo, en honor a la ironía, que el manejo de cámaras denota un repunte.
El drama sigue jugando el papel protagónico en programas como ‘En Carne Propia’ (Canal Uno), en donde se apuesta por una estrategia de telenovela corta, incluso separada por capítulos entre comerciales.
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Se trata de manejar el suspenso con los enfoques de cámara, los movimientos, los seguimientos, pero no se logra un buen efecto. En el capítulo del lunes, el caso por resolverse era el posible secuestro de una menor, el periplo se convirtió en una carrera en la que el conductor del programa era también el conductor del vehículo en el que viajaban dos familiares y el camarógrafo, quien fielmente grababa cada lágrima.
Llamadas van, llamadas vienen (la voz de la hija seguía diciendo que se había ido por voluntad propia), insultos más, insultos menos; al final la madre vuelve a su casa y su hija recibe el escarmiento verbal hasta de los policías que iban en la segunda camioneta de los “investigadores”. ¿El aporte comunitario? Mero exhibicionismo, voyeurismo o burla ¿Usted se pregunta dónde está la Policía cuando se la necesita? Ya tiene la respuesta.