San Gonzalo, cuya imagen tiene clavada una daga en su espalda y sangra por la boca, nariz y ojos, es el terror de decenas de personas de diferentes sectores de la provincia de Tungurahua y de otras provincias de la Sierra central del país. A él se le atribuyen enfermedades, desamor, traiciones, dolencias, salazón, desempleo o cualquier otra desgracia. Su cura: solo cuando el afectado se someta a una “limpia de brujería”.