Los biólogos de la Fundación Probosque están tan felices como  padres con   hijo recién nacido. El motivo del alborozo son dos polluelos de la especie papagayo de Guayaquil (Ara ambigua guayaquilensis), que  dejaron el  nido natural descubierto dos meses atrás y ahora vuelan en los alrededores del Bosque Protector  Cerro Blanco.

“¡Sí, son los polluelos del papagayo de Guayaquil!”, expresa henchido de emoción    Eric Horstman, director de Probosque, organización que maneja la conservación del Bosque Cerro Blanco,  donde hay 219 especies de aves, entre ellas el papagayo de Guayaquil, incluido en el  Libro rojo  del Ecuador  como una de las que están en peligro de desaparecer en los próximos cinco o diez años. Se estima que en el país  hay entre 40 y 60 individuos.

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El momento tan esperado llega tras nueve años de investigaciones para ubicar nidos activos. Para los responsables de Probosque, el nacimiento de los pichones es el preludio  de esperanzas de   supervivencia.

En  los últimos días se  vio al padre alimentando a sus polluelos y el pasado miércoles salió volando del nido el segundo de ellos, dice Horstman.

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La expectativa se mantuvo desde  agosto pasado, cuando a unos veinte metros de altura, sobre la copa de uno de los árboles de pigio (Cavallinesia platanifolia) en una de las manchas de bosque aledañas al área protegida, una pareja de papagayos cuidaba el nido.

“Hemos permanecido en vigilia cerca del nido para protegerlo. Se trataba del descubrimiento del primer nido activo en casi nueve años”, dice.

Campamentos de observación permitieron ver el comportamiento de las aves y registrar,  por ejemplo, las salidas del nido del   papagayo macho     en busca de alimentos.

El seguimiento a la pareja de papagayos se inició  tras el aviso de uno de los guardias honorarios del bosque. “Fue una tarde, hace dos meses, cuando al regresar a mi casa vi a los pajaritos en el árbol”, dice el hombre, un agricultor  de 67 años, 40 de ellos radicado en la montaña.

Cuenta que como guía de los biólogos del Bosque Protector se enteró del incentivo económico para quienes reporten sobre nidos de papagayos. Por ello se puso en la tarea de buscarlos y cuando dio aviso, afirma, le dieron 40 dólares, aunque le “ofrecieron algo más”.

Junto con los técnicos participó en la vigilancia del nido desde su lugar de trabajo. Mientras eso ocurría, los papagayos recolectaban frutos y semillas, incluso en el mismo árbol de pigio, dice el biólogo Paúl Cun.

El proyecto de conservación del papagayo de Guayaquil tiene diez años y en ese lapso  el problema siempre ha sido la falta de recursos para la investigación y conservación, que han sido reducidos,  pese a existir un acuerdo ministerial publicado en enero del 2005  con el cual se creó la Estrategia Nacional de Conservación In situ del Papagayo de Guayaquil, ante las amenazas de extinción.

La declaración del papagayo de Guayaquil como ave símbolo  de la ciudad,  si bien ha logrado programas en su favor, no ha sido suficiente.

Emprender una investigación y seguimiento con equipos de telemetría (rastreo) para monitorear a las aves desde que salen del nido. Registrar los sitios que frecuentan, lugares de alimentación, anidación y refugio a fin de ampliar los programas de conservación, todo se podría hacer si hubiera recursos, lamenta el biólogo Cun.

No obstante, para fines de este mes está previsto un taller para evaluar en qué medida ha avanzado y qué falta del plan de Estrategia Nacional.

Horstman destaca como positivo uno de los programas de  concienciación sobre la protección y conservación del  papagayo de Guayaquil, que se desarrolla con el apoyo  de la Fundación Ecofound y se dirige a los moradores de los bosques, quienes los protegen  como  guardaparques honorarios a cambio de incentivos como apoyo en huertos familiares.

Ellos operan desde las manchas de bosques cercanas, porque las 6.070 hectáreas de la zona protegida no son suficientes para los animales. “Nos ayudan a observar nidos de papagayos, como efectivamente lo hizo uno de ellos. Son nuestros aliados”, recalca Horstman.

Conservación: Actividades
Del 28 al 30 de octubre se realizará un taller para evaluar los cinco años de la implementación de la Estrategia Nacional para la conservación del papagayo. Participarán el Ministerio de Ambiente, la Municipalidad de Guayaquil y la Fundación Rescate Jambelí.

Entre los avances de la Estrategia se incluye la preparación y puesta en vigencia de la Normativa del Aprovechamiento y Manejo Sustentable del Bosque Seco, por parte del Ministerio del Ambiente. Dicha normativa incluye posibles vedas para especies como el pigio  y cocobolo, que son  importantes para aves y animales  como árboles nidos y alimentación. Así como  exigir a los propietarios que desean realizar explotación forestal que dejen áreas para los papagayos en sus terrenos, si fuera el caso.

Probosque plantea la necesidad de  una campaña a los estudiantes sobre la protección al papagayo.