Los biólogos de la Fundación Probosque están tan felices como  padres con   hijo recién nacido. El motivo del alborozo son dos polluelos de la especie papagayo de Guayaquil (Ara ambigua guayaquilensis), que  dejaron el  nido natural descubierto dos meses atrás y ahora vuelan en los alrededores del Bosque Protector  Cerro Blanco.