Durante la rebelión estudiantil de 1988 los muros se volvieron pizarrones. Nacieron frases como “la medida del amor es amar sin medida”. “Hagan el amor, no la guerra: un bebé pesa menos que una bomba”, “¿Por qué no se puede amar a cualquier edad si se puede morir en cualquier momento?” “El amor es como la fotografía: se revela en la oscuridad”, “El amor desafía las matemáticas: si no te cuidas 1+1=3”, “Los lazos del amor son a veces tan apretados que pueden lastimar a quienes pretenden unir”, “estar demasiado cerca es ir demasiado lejos”.
Recordé mi visita a Pompeya. Podía traducir del latín lo que escribieron en las paredes hace más de dos mil años: “Nemo est bellus nisi qui amavit” (nadie es hermoso mientras no haya amado)· Pero no solo se hablaba de amor, se escupía veneno, se gritaba el odio. “Oro te aegrotes” (rezo para que te mueras). En realidad el verbo aegrotare significaba estar muy enfermo. La sufrida pasión desbordaba “Non possunt lacrimae restinguere flammam” (las lágrimas no pueden apagar el fuego).
Los enamorados, al filo de los siglos, buscaron parques, espacios solitarios hasta que la delincuencia galopante los obligó a frenar sus ímpetus. El hombre de la prehistoria gustaba dejar la marca de sus dedos en las paredes de su cueva. Posaba sus manos sobre la roca, escupía color alrededor.
“Te amo más que ayer y menos que mañana” no es novedad. Lo repitió Paúl Geraldy, Enrique Iglesias lo canta, mas los egipcios lo escribieron con sus jeroglíficos hace como cuatro mil quinientos años, lo grabaron en joyas como obsequios para enamoradas. Los humanos nacen, viven, mueren, los reyes o políticos pasan, el amor se queda, testarudo como el burro, obstinado, terco, maravilloso. Se produce el milagro cada vez que dos seres predestinados se ven a los ojos, mezclan las aguas de sus miradas. Lo malo es que nos enloqueció la prisa, nos pisó los talones el apuro. Como no hay tiempo para recoger flores, atropellamos el jardín. La ternura, paciente, profunda, dulce, deja su puesto a la pasión arrebatada que todo lo devora. No puede existir amor donde no hay libertad, respeto al espacio del ser amado, acercamiento, tal como lo cantaba Soda Stereo: “Caminaré entre las piedras hasta sentir el temblor en mis piernas. A veces tengo temor, lo sé”. No hay amor verdadero que no sienta miedo. Los que se aman son burbujas perdidas en el espacio, la vida es un breve paréntesis. “Hay una grieta en mi corazón, un planeta con disolución”: otra vez Soda Stereo. Los dedos que aprietan el gatillo pueden estremecer la piel del ser amado en leve caricia. La lucha cuerpo a cuerpo puede resolverse en mutua locura. Es hermoso vencer juntos la angustia, compartir la incertidumbre en un planeta que se cae en pedazos, atizar la esperanza, creer en Dios a pesar de todo. Te amo significa: mi alma se anida en ti.