Desde fuera, no hay nada de juguetón en el aburrido edificio de dos pisos de Lego Idea House, donde los diseñadores se reúnen en salones para inventar juguetes nuevos. Sin embargo, en la parte superior, detrás de una serie de puertas cerradas con llave, accesibles solo para los empleados con pases especiales, está una cámara que bien podría ser el paraíso de los juguetes para los niños y para más de unos cuantos adultos.