Ponte el cinturón de seguridad
¡y acompáñanos!

Hay quienes disfrutan de la velocidad. Otros creen que es mejor tomar las cosas con calma. Los primeros trenes, que ahora nos parecen tan lentos, causaron temor y desconfianza en el público, ya que era impensable que un ser humano pudiera ir a más de 30 kilómetros por hora y vivir para contarlo.