El Santo, El Enmascarado de Plata, es un símbolo de la cultura popular mexicana y latinoamericana. Personaje legendario de la lucha libre en México, trascendió la frontera de ese deporte para convertirse en héroe de historietas y cinematográfico, lo que hizo que su figura fuera tan popular como Pedro Infante, Jorge Negrete y otros íconos.

En Latinoamérica, El Enmascarado de Plata es la encarnación del superhéroe, así como para Norteamérica lo son Batman o Superman. Defensor de los débiles y desamparados, caballero sin espada, su atuendo de color blanco y el rostro cubierto por una máscara del mismo color simbolizan la virtud.

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Es tan popular, que ha recibido homenaje no solo en su país, sino también en la Feria Internacional del Cómic en Madrid en el 2005, en el Festival de Cine Latinoamericano de Lérida, España, y recientemente en la Feria Internacional del Libro en Bogotá, donde se exhibió un ciclo con sus mejores películas.

El Santo nació en el seno de una familia pobre en México, con el nombre de Rodolfo Guzmán Huerta, el 23 de septiembre de 1917. El país vivía entonces los últimos estertores de las luchas revolucionarias. Para huir de la miseria, Guzmán buscó fortuna en la lucha, uno de los deportes más populares del país después del fútbol.

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Probó suerte con varios nombres, pero ninguno logró convencerlo, hasta que el entrenador Jesús Lomelín lo integró a su staff de luchadores y le sugirió que adoptara uno de estos tres: El Santo, El Diablo o El Ángel. Guzmán adoptó el de El Santo, con el que pasaría a la historia. Su indumentaria característica era una capa blanca, traje corto plateados y una máscara blanca elaborada con piel de cerdo.

Su bautizo en el ring se realizó en 1942, enfrentándose a siete rivales: Murciélago Velázquez, Lobo Negro, Bobby Banales, Ciclón Veloz, E. Parlosky, Bobby Rood y Gorila Macías. Los venció a todos. Después de este primer combate su ascenso fue vertiginoso, llegando a convertirse en uno de los mejores luchadores en ese deporte.

La lucha libre mexicana tiene algunas características especiales. La fundamental es que existen dos tipos de luchadores: el rudo y el técnico. El primero se vale de mañas y golpes bajos para ganar. El segundo, en cambio, se caracteriza por la utilización de llaves y golpes especiales y un estilo depurado. El Santo se encasilló en el segundo grupo.

Otro elemento es la máscara, reminiscencia de las antiguas máscaras de las culturas aborígenes precolombinas, especialmente las aztecas, pero también del antiguo teatro griego, pues el catch o lucha es un espectáculo que conjuga la actuación de los luchadores. La máscara no mantiene el anonimato del atleta, sino que es su identidad, su verdadero yo. Por ese motivo, en la lucha azteca perder la máscara es la peor de las deshonras.

Entre el cómic y el cine
Mucho antes que Hollywood tuviera la idea de crear un sistema de marketing alrededor de la figura del superhéroe, El Santo comenzó a explotar comercialmente su imagen, no solo en el ámbito deportivo, sino  que la trasladó al cómic y al cine. En ese sentido fue un pionero.

En el cómic, su historieta fue puesta en el papel por José Cruz en 1948, utilizando las técnicas del dibujo y del fotomontaje. La historieta fue un  éxito y no solo en México. Fue distribuida en Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela con los sellos editoriales Icavi y Novaro. La revista circuló hasta  los años ochenta, narrando las fantásticas aventuras de El Enmascarado de Plata.

Sin embargo, es en el cine donde El Santo tiene un sitial importante. Debutó en 1958 con la cinta Santo contra el cerebro del mal. Con ese título se inauguró un ciclo de películas donde el personaje se enfrenta a todo tipo de monstruos, asesinos, vampiros y extraterrestres.

Pero aunque estas cintas estén encasilladas en la llamada serie B, es decir de bajo presupuesto, con guiones malos, incluyendo decorados de cartón piedra y las actuaciones flojas, hoy son consideradas joyas de culto, gracias a los europeos que vieron en ellas elementos cargados de extravagancia y surrealismo, dentro de un estilo entre naif y kisch.

El mejor ejemplo de ello es Santo contra las mujeres vampiros (1962), dirigida por Alfonso Corona Blake y que es dentro de su categoría una obra maestra.

Estas cintas fueron filmadas incluso en locaciones del extranjero para abaratar costos. Tal es el caso de Cuba antes de la revolución, Colombia, Haití y Ecuador, en donde se filmó Santo contra los secuestradores (1972), en cuya trama participaron actores nacionales, como Ernesto Albán.

La última película filmada por El Santo fue La furia de los karatecas, en el año 1982.

La figura de Santo y la lucha libre no fue ajena en nuestro país. En la década de los sesenta este deporte tuvo  una gran aceptación popular. En el viejo coliseo Huancavilca de Guayaquil se adaptó una arena para espectar estos combates, donde se destacaron luchadores como Penado 13, El Santo ecuatoriano, El Monje Loco, entre otros. Incluso las máscaras eran vendidas en los mercados artesanales, igual que las revistas del Santo, que se conseguían en quioscos y librerías.

El Santo falleció en febrero de 1984, en México. Poco tiempo antes se había quitado la máscara ante las cámaras de televisión.

Funciones

Hoy: Santo en el Museo de Cera.

Mañana: Santo, El Enmascarado de Plata y Blue Demon contra los monstruos.

Jueves: Anónimo mortal.

Viernes: Misterio en las Bermudas.

Sábado: Santo vs. Las Lobas.

Lugar, hora y entradas: Auditorio del Museo Municipal (Sucre y P. Carbo), a las 16:00. Gratis.