La apasionada correspondencia entre la poeta chilena Gabriela Mistral y su secretaria y después albacea, Doris Dana, se reveló con la publicación de un libro que compiló esas cartas, mantenidas ocultas por más de 50 años. “Tú no me conoces todavía bien, mi amor. Tú ignoras la profundidad de mi vínculo contigo. Dame tiempo, dámelo, para hacerte un poco feliz. Tenme paciencia, espera a ver y a oír lo que tú eres para mí”, le escribió en abril de 1949 la Premio Nobel de Literatura 1945 a Dana, una norteamericana 30 años más joven.

Las 250 cartas entre Gabriela y Doris, escritas entre 1948 y 1956, fueron publicadas en el epistolario Niña errante, editado en conjunto por Randon House-Mondadori y la Biblioteca Nacional de Chile, un proyecto a cargo del conservador de la Dirección Nacional de Bibliotecas, Pedro Pablo Zegers.

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Las cartas estaban en las 168 cajas con poemas inéditos, manuscritos, fotografías y otros documentos que fueron donados al Estado chileno por Doris Atkinson, sobrina de Dana, cuando esta murió en el 2006.

Todo ese material, que incluía unas 10.000 cartas intercambiadas con personalidades ligadas al arte, la cultura y la política, llegó a Chile en diciembre del 2007 y fue entregado a la Biblioteca Nacional, que se abocó a la labor de clasificarlo. Gracias a Niña errante, aseguró Zegers, Mistral se revela “en todo el espectro, tenemos un personaje que se va integrando al mundo, se convierte en un ser de carne y hueso”.

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El editor afirma que como ex  profeso evitó clasificar de homosexual la relación de ambas mujeres para respetar la intimidad, aunque reconoció que los lectores podrán hacer su propia interpretación del epistolario.

Gabriela y Doris se conocieron en 1946, pero dos años más tarde iniciaron su relación epistolar gracias a la colaboración de Mistral en un libro sobre Thomas Mann que Dana ayudó a editar. Dana acompañó a la poetisa en los últimos años de su vida. Mistral murió en Nueva York, en 1957.