Seductor y magnético, ya sea como joven mujeriego o maduro multimillonario, Richard Gere, poseedor de las canas por excelencia de Hollywood, cumplió ayer 60 años.

Nunca fue considerado buen actor, pero sí el hombre más sexy del mundo en 1999 por la revista People, la misma que seis años antes había declarado al matrimonio de Cindy Crawford y Gere como la pareja más atractiva.

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Gere siempre tuvo claras sus armas: además de las canas, que comenzaron a florecer a comienzos de los noventa en títulos como Internal Affairs o Final Analysis, supo explotar su elegancia y serena forma de ser, y de perfeccionar esa mirada de cachorro manso que conquistó corazones de forma escalonada hasta dar el campanazo con Pretty Woman.

Pero antes de que la prostituta que encarnaba Julia Roberts dejase las calles para caer rendida en los brazos de aquel ejecutivo que encarnaba Gere, este ya sabía lo que era facturar un éxito en Hollywood.

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Empezó con el pie derecho de la mano de Paul Schrader en American Gigolo (1980) y dos años después el director Taylor Hackford lo vistió con uniforme de la Marina estadounidense para An Officer and a Gentleman (1982). La banda sonora de la película –en especial el tema Up Where We Belong, interpretado por Joe Cocker y Jennifer Warnes–, y los mohínes de Debra Winger hicieron el resto para lanzar a Gere como la nueva gran estrella.

Después llegarían The Cotton Club (1984), de Francis Ford Coppola, No Mercy (1986), con Kim Basinger, e Internal Affairs (1990), junto a Andy García.

Y entonces llegó Pretty Woman, tal vez la comedia romántica más conocida de los noventa y uno de los filmes de mayor recaudación de esa década, con más de $ 460 millones en el mundo.

Casi diez años después el mismo equipo, comandado por el director Garry Marshall, se reunió para hacer la comedia Runaway Bride, que aunque contó con más presupuesto, se quedó por debajo de los números obtenidos por su primera cinta en común.

Para entonces Gere se había divorciado de la modelo Cindy Crawford, con quien estuvo casado desde 1991 a 1995, y había mantenido su estatus en Hollywood gracias a trabajos como Sommersby, Mr. Jones y Primal Fear  mientras se embarcaba en campañas ecológicas y de concienciación sobre el sida.

Pero, la Academia de Hollywood jamás le brindó gran aprecio. No solo porque no ha sido candidato al Oscar, sino también porque hubo una época en la que se le prohibió asistir a estos premios debido a los comentarios que efectuó contra China durante la ceremonia de 1993.

Gere, budista practicante desde hace más de 35 años, lleva décadas involucrado en campañas humanitarias en favor de los derechos humanos y se ha convertido en defensor a ultranza de la libertad del Tíbet frente a la ocupación china, y del retorno del Dalai Lama a China, tras 50 años de exilio en Dharamsala (India).

El actor, casado con Carey Lowell, siempre ha sido muy crítico con el régimen comunista chino. Ha denunciado que etnias minoritarias, como la tibetana y la uigur, son reprimidas por parte de ese gobierno. Gere admira profundamente el cometido del Dalai Lama.

Lo ha demostrado en los últimos años con obras populares como Chicago (2002) –por la que consiguió su único Globo de Oro–, o Unfaithful (2002) y Nights In Rodanthe (2007).