Seis horas al día durante un mes y ya están sobre el escenario. La actuación es un arte no un juego.
Que puede aprenderse y aprehenderse, de acuerdo, pero se necesita una preparación exhaustiva previa, por un sentido mínimo de respeto al público, a sí mismo, a los otros con quienes se comparte el escenario.
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La responsabilidad de “hacer bien algo” no pasa por el tener la oportunidad y aprovecharla, sino por el saberse digno de concretar un sueño. Así como el médico cirujano jamás podrá hacer un tratamiento de endodoncia sin antes haber pasado por varios años de estudio dental, así el payaso no siempre es buen mago o trapecista, o el carpintero no es generalmente un buen plomero.
¡Zapatero a sus zapatos! Las Kandela serán buenas tecnocumbieras pero ponerse en la piel de personajes protagónicos es un nivel que requiere un esfuerzo extra, no es suficiente saberse la letra de sus canciones, estar dispuestas a llevar ropa más diminuta, hacer desnudos en primeras escenas y besarse con los galanes de turno.
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No pido que se cubran, no soy puritana, y si el personaje, la historia y el guión lo ameritan pues adelante. Lo que sí exijo y exigimos los televidentes es que la producción de la telenovela de TC Televisión, al menos se encargue de darles más de un mes de clases de actuación. Actuar no es fingir, no es exagerar sin ton ni son.
Actuar es sinónimo de un respeto que se aplaude, se valora y se gana a pulso de sudor y esfuerzo, si no me creen, pregúntenle a cualquier actor o actriz que haya dejado su vida en las tablas.