El último Concierto, de Soda Stereo, y El ruido y la furia, de Héroes del Silencio, son las cintas que se presentan hoy y mañana, a las 19:30, en el tercer ciclo de cine Maestros del Rock de la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas.

La primera producción demuestra el alcance musical de este power Trío que, al estilo de supergrupo británico, está hecho para llegar a grandes masas. Abren con Me haces mover de gran ritmo, sincopado y letra de corte personal que contrasta con un sonido épico. Esta combinación es casi una marca de fábrica. Hombre al agua es candencioso y  blusero.

Publicidad

Un primer plano de las manos de Gustavo Ceratti, voz y primera guitarra,  ofrece al espectador la oportunidad de observar detalladamente la gran digitación de este  legendario músico. Al ver decenas de miles coreando las canciones Ceratti reflexiona: “Cómo se puede devolver tanto amor”.

Se crecen con sus grandes hits como En la ciudad de la furia, con Ceratti tocando sus mejores riffs y en Picnic en el 4b charrasqueando un ritmo sincopado para variar el menú sicodélico. En Final caja negra la batería se muestra en todo su esplendor, como una de las mejores del mundo, y Ceratti un maestro, tocando y cantando.

Publicidad

La banda y el público, con chicos en hombros de los padres, responden con igual euforia a una  rítmica versión de Sobredosis de TV. Punto aparte es el escenario, el juego de luces que en Un millón de años luz simula rayos y estrellas. Una fastuosa puesta en escena para un gigantesco show que muestra al público más eufórico del mundo, el argentino.

Mañana, en El ruido y la furia se verá a los españoles de Héroes del Silencio con varias guitarras, bajo, batería y un cantante altamente histriónico, con un rock agresivo y con pocas excepciones.

A la tercera canción, Sirena varada, saludan al público: “Buenas noches Madrid”. La cámara también enfoca la digitación virtuosa de la primera guitarra que resulta lo mejor de la banda.

Enrique Bunbury, el cantante y presencia dominante como front man con buena voz, sin embargo, afecta un timbre artificial como un Leonardo Favio sicodélico combinado con las poses de  Jim Morrison pero sin los atributos apolíneos del original. En Avalancha funciona la música como un interesante grito de guerra que resume la propuesta juvenil de estos rokeros españoles. Las entradas cuestan $ 1.