A pesar de que La profecía del no nacido tiene toda la apariencia de un remake, no lo es; aunque resultaría irónico decir que tiene un libreto original. Un collage de las mejores escenas de películas de terror hacen parte de un rompecabezas que a ratos literalmente pueden acabar en un producto poco coherente y algo mediocre.

Luego de la tradicional media hora de pesadillas, imágenes perturbadoras, niños malévolos y oscuros flashbacks, la cinta muestra por sí sola su predecible desenlace. Pero esta película del director David S. Goyer (Blade: Trinity, El invisible, Batman inicia, Batman: El caballero de la noche) y del productor Michael Bay (Masacre en Texas, Terror en Amityville, Pearl Harbor, Entre el fuego y la pasión, Armagedón) toma un giro inesperado  e interesante para el frenético final: exorcismos desde el judaísmo y experimentos nazis con los niños del holocausto. Pero esta bondad para los ojos, desaparece en pocos minutos y se pierden en la memoria cinematográfica, porque se vuelve poco creíble que Gary Oldman (Batman: El caballero de la noche y Harry Potter) y Casey Beldon (Cloverfield) griten en hebreo, toda lógica abandonó la trama, junto con nuestra credulidad. Debo admitir que ese aspecto me agradó, pues ya hay demasiadas películas de terror que giran en torno al folclore cristiano. Y aunque ignoro la veracidad de las leyendas y ritos judíos, su sabor étnico aporta un nivel adicional que enriquece el débil argumento, revelando la veneración que Goyer siente por su religión. La cinta se sostiene en el cuerpo de una protagonista sin emotividad alguna, de expresividad nula, cuyo único punto a favor es su buen cuerpo, que no pierde tiempo ni esfuerzo en mostrar. Por lo demás, escenarios trillados: un sanatorio, un ancianato, un parque sombrío y nevado, soledad, misterio del exterminio nazi, etcétera.

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Tome nota de los prototipos: una protagonista linda, una mejor amiga negra, un novio solidario capaz de morir por su amada, una cuna en la que ronda la muerte, una madre loca, un padre que viaja por negocios, un bebé muerto. Si algo deja claro esta película es que el género de terror está estancado en EE.UU.