Sabemos que la etapa colonial y su odiosa carga discrimen social y económico alimentó descontentos y rebeliones contra la monarquía hispana y sus representantes en tierra americana. Indígenas, mestizos y españoles criollos más de una ocasión mostraron su repulsión a esta actitud de la corona. Los pronunciamientos se fortalecieron y ganaron mayor apoyo con lo ocurrido en Estados Unidos y Francia, y por la acción precursora de  Antonio Nariño, Francisco de Miranda y la tarea suscitadora que desarrolló Eugenio Espejo entre nosotros. 
 
La invasión que realizó Napoleón Bonaparte contra España obligó a la formación de las llamadas 'juntas antibonapartistas y defensoras de Fernando VII, monarca ibérico destituido, hijo de Carlos IV, que había abdicado a favor de vástago. Se sostiene entonces que eso fue el pretexto para que los quiteños contrarios a la política implementada por la corona en nuestras tierras, formaran un cuerpo similar, pero que estaba destinado a trabajar por la libertad de la Audiencia. Así, en diciembre de 1808 los dirigentes agilizaron sus planes y la concretaron en la reunión en la hacienda-obraje Chillo Compañía, de Juan Pío Montúfar,marqués de Selva Alegre. 
 
Cuando todo aparentaba normalidad los planes de los líderes quiteños fueron descubiertos. Por ello, las autoridades realistas ordenaron la captura  de los juntistas Juan Pío Montúfar, Juan Salinas, Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga, entre otros que fueron encarcelados. Después de varios trámites los aquellos  recuperaron su libertad y si atemorizarse se impusieron la tarea de redoblar su acción. Para despistar se reunían en distintos lugares, pero especialmente en los domicilios de Juan Pablo Arenas, Manuela Cañizares y Javier de Ascásubi.
 
La situación se tornó crítica y por eso el 8 de agosto se intensificaron contactos y conversaciones. La noche del 9 un nutrido grupo de juntistas llegó a la casa de Manuela Cañizares, quien con el apoyo del visionario Juan de Dios Morales exigió a sus compañeros que olvidaran dubitaciones y temores. Escuchado esa vibrante excitación, pasaron a repasar un documento, redactado con días de anticipación, en el que se analizaba la situación reinante y se explicaba porqué se tomaba la decisión.