Narcisa Paredes, madre de un conscripto que estaría con el 55% de su cuerpo discapacitado debido a los presuntos maltratos físicos que recibió en un reparto cerca de Cuenca, informó que ayer en la mañana llegaron tres militares a su casa para llevarse a su hijo, pero que ella y su esposo lo impidieron porque no quisieron especificar dónde lo iban a trasladar; además, que pretendían que ningún miembro de la familia lo acompañe.

Según Paredes los militares dijeron que iban a regresar porque el caso de su hijo era un problema con la institución (Ejército), pero no volvieron.

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Antonio López Paredes, de 18 años, permanece postrado en una cama en la casa de sus padres, ubicada en la 22 y la M, adonde llegó el 9 de julio pasado, casi arrastrándose -expresaron- por los golpes que dijo haber recibido en el grupo de artillería Tiwintza del Ecuador.

Desde ese día el joven no se ha podido volver a parar de la cama y cuando está despierto desvaría al hablar.

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Los padres lo llevaron al Conadis, donde le entregaron un documento que certificaría su incapacidad.

López Paredes, el mayor de tres hijos de una humilde familia, se educó en el colegio Rafael Morán Valverde, donde se graduó como bachiller en Ciencias de Comercio y Administración el año pasado.

Luego empezó a ayudar a su padre Walter, quien se desempeña como electricista, pero por su deseo de ser Policía  tomó la decisión de acuartelarse.

Walter López, padre de la víctima, dijo que denunció el hecho porque quiere que el Ejército le devuelva a su hijo tal como cuando se fue. Manifestó que sospecha, por lo que les contaba su hijo por teléfono, que el autor del maltrato sería un sargento de apellido Gallo.

Personal que da información al ingreso de la II Zona Militar de Guayaquil proporcionó a este Diario teléfonos de personas que podrían hablar del tema, pero ayer no respondieron.