Rendir un homenaje aún es poco para destacar los logros del prócer de la Independencia de Guayaquil. Recrear en parte su vida para no olvidar a quienes lucharon por liberar de la esclavitud a los pueblos de América es un deber intrínseco de sus ciudadanos.  Pero ahondar en la sensibilidad del héroe,  sin dejar de lado la denuncia y el patriotismo,  es la nueva visión que añade y presenta el cineasta César Carmigniani en el filme El castigo de la grandeza... Olmedo.

Una película ecuatoriana que recuerda al emblemático hijo de Guayaquil, José Joaquín de Olmedo, en un reencuentro con otros grandes personajes de la historia, como Manuela Sáenz y Simón Rodríguez, quien fue el maestro de Simón Bolívar.

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Los tres  se encuentran en Paita al final de sus  vidas y rememoran juntos los grandes hechos históricos de los que fueron artífices y testigos.

“Ellos (los tres) empiezan a recordar con mucha sensibilidad los momentos de la historia. Aquí está el hombre sensible que encontré mientras investigaba. Ese hombre maravilloso de integridad y valentía a toda prueba. Todo eso está en este filme”, cuenta su director.

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El castigo de la grandeza... Olmedo, cuya premier fue el viernes pasado en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, tiene como actores protagonistas a Pedro Saad, en el papel de José Joaquín de Olmedo; Rosa Victoria Pardo, como Manuela Sáenz; y Hernando Rojas, como Simón Rodríguez.

Entre el elenco principal se encuentran Sofía Behr, en el rol de María Rosa Icaza y Silva, esposa de Olmedo; y  Thelia Estupiñán como Jonatás.
También actúan Alfonso Naranjo, Penélope Lauret, Wolframio Benavides, Antonio Santos y Octavio Peláez.

Este filme se estrenará a nivel nacional el próximo 25 de julio, a las 21:30, por  Teleamazonas. Luego se verá en las pantallas de cine y en escuelas y colegios del país, anota Jorge Velasteguí, productor general.

La historia se inicia en 1846, un año antes de la muerte de Olmedo, y después de luchas importantes como la gesta del 9 de Octubre, la Batalla del Pichincha y la Revolución Marcista. Olmedo llega a Paita devastado moralmente, y allí se encuentra con Manuela Sáenz y Simón Rodríguez, quienes le levantan el ánimo antes de que el prócer parta  y muera en su natal Guayaquil.

El director no quiso recrear únicamente la historia cronológica, como está expuesta en la historia ecuatoriana, sino que prefirió partir de la ficción para ahondar en el corazón de Olmedo y de ahí contar los grandes momentos de este líder.

“Olmedo también se cuestionaba como los grandes hombres. Se autoevaluaba, se preguntaba si realmente fue un prócer, si hizo todo lo que puede hacer y necesita su patria. Es una especie de purgatorio al final de su vida, como le dice Simón Rodríguez”.

Se llama El castigo de la grandeza... Olmedo porque el creador de la bandera y del escudo de Guayaquil y del  canto al 9 de Octubre muere como otros próceres: pobre, humilde y enfermo. Tiene el aval del Municipio de Guayaquil y la Universidad Católica de esta ciudad.

La  preproducción empezó el año anterior. El director tardó   siete meses en armar el libreto y guión tras leer y conversar con historiadores sobre la vida de Olmedo. Luego vino el casting. Se buscó profesionalismo, además del parecido físico con los revolucionarios. “Al inicio en el papel de Olmedo teníamos a un actor más joven, pero no se veía   natural envejecerlo unos cuarenta años. En el encuentro de Paita, Olmedo tenía 66 años”, dice Carmigniani.

Detalles
Participan cerca de 50 actores, entre principales y secundarios, y más de 100 extras.

Se filmó en las provincias de Pichincha, Los Ríos, Guayas, Manabí y Santa Elena.

Entre los escenarios principales, al inicio destacan las poblaciones manabitas de Puerto López, Las Tunas, Salango y la Chocolatera, en Salinas. En Quito se filmó en el Convento de Santo Domingo, en el colegio San Fernando y en el hotel Plaza Grande.

Varias escenas se grabaron en la hacienda La Virginia, en Babahoyo, lugar donde habitó Olmedo. Y en la última parte de la historia se aprecia el río Guayas, el barrio Las Peñas y otras zonas de Guayaquil.

El filme comenzó a rodarse con un presupuesto de casi $ 80.000. Luego se sumó la empresa privada. El teatro Sucre de Quito prestó el vestuario, valorado en $ 30.000.

“Expuse al hombre sensible (Olmedo) que encontré mientras investigaba la vida e historia de este prócer. Me ayudaron los libros e historiadores”.
César Carmigniani
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