"Tonto el que no entienda/ cuenta la leyenda.". Así empieza  El hijo de la Luna,  que cantaba deleitable Ana Torroja  (¡grrrr!) cuando formaba parte del conjunto Mecano. Allí se narra la historia de una gitana que tuvo un hijo albino. Su marido no quiso creer que el niño blanco sea suyo, por lo que mató a la mujer y dejó a la criatura en el monte. La supersticiosa mentalidad atribuyó el color del crío a un hechizo de la Luna. Voy a participar en el concurso  Terminemos la leyenda y esta será mi propuesta. porque sí saben que soy novelista, ¿no? Malo, pero novelista y este es un ejercicio de puuuura ficción.

Sucede que después se supo que el niño abandonado había llegado a ser el jefe de otra tribu de gitanos. Era poderoso y había concentrado en torno a sí a varias tribus, a las que se conocía como Los Albinos. Eran las tribus más pobres del país, pero el Hijo de la Luna les prohibía comerciar con los payos, con los no gitanos. Sucede que el joven jefe de otra tribu admiraba mucho al líder albino y lo imitaba desembozadamente, a pesar de que este lo llamaba "el chaval" (el muchacho, en castellano). El chico se llamaba R. de P. ¿No me diga que se llamaba Rafael de Paula como el torero, que también era gitano? Caliente, caliente. pero lo vamos a llamar De Paula. ¡El caló, el idioma gitano, como dicen los lingüistas, es un idioma de ocultación!

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El Hijo de la Luna presionaba a De Paula para que se integre a Los Albinos. Pero el joven, que de familia era "razonablemente listo", sabía que más le convenía comerciar con los payos que con los pobretones albinos. Su tribu producía pailas de bronce, igualito que todos los albinos, no era muy lógico cambiar pailas con pailas. Así se lo aconsejaban las más zahoríes mujeres de la tribu.

Un día, delante de todo el mundo, el Hijo de la Luna anunció que la tribu de De Paula ya era albina, a pesar de que su jefe no lo había decidido. Como no podía hacer quedar mal al poderoso dirigente, el chaval no tuvo más remedio que aceptar. Incluso tuvo que aplaudir al  Persa,  un amigo del Hijo de la Luna, a quien felicitaron por asesinar a algunos de los que no reconocían su espuria jefatura en una gran tribu.

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Hasta entre los amigos íntimos de De Paula hubo voces que discreparon, pero ya era tarde. Algunas de las mujeres sensatas dijeron que se iban al hospital, pero no volvieron. Los fabricantes de pailas protestaron también.
Entonces, para distraerlos, el jefe mandó a uno de sus jóvenes de confianza para que reviente la pantalla de la televisión que tenía un gitano aficionado a los toros. El escándalo atrajo la atención de la tribu, que no dio mucha importancia a la unión con Los Albinos. Esto termina como empezó: "Tonto el que no entienda.".