A Florentino Pérez tienen que haberle causado desazón las fotografías de la juerga de Cristiano Ronaldo en compañía de Paris Hilton en un club nocturno de Hollywood, a la que siguió el desplazamiento de la pareja a la casa de la hermana de la estrella que hace furor en la prensa rosa, Nicky.
No en vano el exceso de compromisos sociales de algunas de las estrellas del primer mandato de Pérez (especialmente el inglés David Beckham) perjudicó su rendimiento y desató conflictos en el vestuario del Real Madrid.
Paris confirmó que ella y el portugués son pareja. ¿La fuente? Un amigo de la nieta desheredada del fundador del imperio hotelero Hilton. “Cristiano Ronaldo es un atleta de verdad, y la química entre nosotros es eléctrica”, afirmó Paris. Ella salió con el futbolista el jueves pasado, apenas 24 horas después de terminar con su novio Doug Reinhardt, estrella del béisbol.
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Decir Paris Hilton es sinónimo de escándalo y de frivolidad, adobados con lujo, despilfarro y fiestas nocturnas, una combinación nada conveniente para el portugués, que tendrá la máxima de las exigencias: justificar con goles y buen juego los $ 131 millones que costó.